Los soldados que se repartieron el botín
Rodrigo Triana ofrece "una mirada humana de la guerra de Colombia"
Qué hace un grupo de soldados colombianos al encontrarse con 30 bidones con 46 millones de dólares enterrados en la selva por la guerrilla de las FARC? De eso trata la película Soñar no cuesta nada, inspirada en un suceso real ocurrido en Colombia en abril de 2003. Los soldados, incluidos oficiales, se repartieron el botín e iniciaron una fiesta de derroche y lujuria en las poblaciones cercanas al hallazgo. Hoy, 145 hombres de este escuadrón militar se encuentran condenados a penas que van de 6 a 15 años de prisión.
Antes de llegar a la civilización, los soldados vivieron una ironía casi surrealista. El peso del dinero en los morrales y las largas horas que tenían que caminar obligaron a algunos de ellos a quemar parte del botín. Otros, faltos de agua y víveres, compraron a sus compañeros papel higiénico y otras provisiones por sumas que alcanzaron los 500 euros; todo esto en medio de la selva espesa del sur de Colombia, en la que fuera entre 1998 y 2002 la zona de distensión creada para los diálogos de paz entre las FARC y el Gobierno de Andrés Pastrana.
El estreno del filme en Colombia en agosto de 2006 coincidió con el fallo que castigó a los uniformados y suscitó en el país suramericano un amplio debate. ¿Debieron los soldados dar cuenta el hallazgo? ¿A quién pertenecía ese dinero? ¿Por qué los condenaban por apropiación de bienes del Estado? En una encuesta del grupo mediático colombiano RCN, patrocinador de Soñar no cuesta nada, sólo un 7,8% de los preguntados se mostró de acuerdo con la condena. Pero lo cierto es que el filme no propone ningún juicio moral.
Rodrigo Triana, reconocido por la película Como el gato y el ratón y la dirección de la telenovela Pasión de gavilanes, consigue una cinta que no se muestra ni a favor ni en contra de los militares. "Más que un juicio, mi interés estaba en cuestionar al público. ¿Qué haría usted si encontrara 46 millones de dólares? La idea es que cada espectador pueda hacerse una idea del hecho y saque su propia conclusión", afirma Triana en conversación telefónica. "Mi objetivo estaba en contar una historia de seres humanos que cometen errores, que sufren, que se enamoran. Quise hacer una película que diera una mirada más humana de la guerra colombiana, que mostrara lo dura que es la vida del soldado y tocara las fibras del espectador con cada personaje", agregó.
Con 1,2 millones de espectadores en los cines de Colombia y otros 800.000 en DVD, Soñar no cuesta nada marca una nueva etapa en la cinematografía colombiana. "La gente estaba cansada de las mismas historias", dice el director; "es una película que gusta por su trama surreal contada de manera divertida".
La película representó a Colombia en los Oscar y se proyectó en el último Festival de Cannes; fue nominada en los Goya en la categoría de mejor película extranjera de habla hispana y fue galardonada como mejor película en la Muestra de Cine Iberoamericano de Madrid, entre otros reconocimientos. Hoy, festivales aparte, será la primera vez en que se estrene la cinta fuera de Colombia.
"Son historias como ésta las que nos recuerdan la realidad macondiana de los países latinoamericanos, que tienen toda su magia precisamente en lo real", concluyó Triana sobre este filme en el que la realidad supera ampliamente a la ficción."¿Qué haría usted si encontrara 46 millones de dólares abandonados en la selva?", pregunta el director colombiano
Babelia
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