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Jim Jarmusch busca ideas en Madrid

El cineasta norteamericano paseó por "la noche de las galerías". Malasaña fue el barrio de la moda

"Estoy de vacaciones. Buscando ideas. No he venido a trabajar, no estoy rodando en Madrid", decía ayer un educadísimo Jim Jarmusch mientras, cámara digital en mano, sonreía, fotografiaba y se dejaba fotografiar con cuantos acudieron ayer la Galería Moriarty, en Chueca.

El cineasta de Akron, autor de filmes como Dawn by law, Mistery train, Night on earth o la más reciente Broken flowers -con Bill Murray y Sharon Stone como protagonistas- le robó el show ayer en Moriarty a la artista francesa Sophie Wettnall -invitada este año a la Bienal de Venecia-, que presentaba su obra Moving mountains.

Entre vinos y proyecciones de montañas en movimiento, los asistentes a la galería de la calle de la Libertad estaban encantados de compartir evento con Jarmusch. La propia Sophie Wettnall, que debería haber sido la protagonista de la noche, comentaba con sus amigos: "Oui, oui, c'est Jarmusch", después de recibir la felicitación y los dos besos del cineasta, que desde hace días se deja ver por la calle de Alcalá y por la Gran Vía tomando imágenes de los edificios de Madrid, quizá buscando localizaciones para una próxima película. También en la puerta de la galería, un cinéfilo con gafas de pasta rogaba a sus amigos que apareciesen por Moriarty al grito de "tíos, venid, que está Jarmusch".

Con este ilustre asistente, y otros más domésticos como la cantante Cristina Rosenvinge, que apareció por Travesía Cuatro, en la travesía de San Mateo, las 41 galerías de arte participantes daban ayer el pistoletazo de salida a la temporada, todavía agitadas por la criba realizada por Arco para la edición del próximo año, que tendrá a Brasil como país invitado.

Mientras tanto, a la velada organizada por los galeristas le surgía un competidor en la plaza de San Ildefonso, en Malasaña. Allí, Ifema y la Asociación de Comerciantes Textiles y Complementos ofrecieron un aperitivo de lo que será la Pasarela Cibeles, que arranca el próximo lunes, con un desfile de moda callejero. Desde las 20.30 y ante el escenario montado para la pasarela, decenas de vecinos tomaban posiciones en los bancos de granito aledaños y la música del pinchadiscos iba subiendo de volumen. Se mezclaban allí modernas, fashion victims, clientes habituales de los bares de la zona, adolescentes siniestros atraídos por el ruido de los altavoces, jubilados que habían salido a tomar el fresco y miraban con cara de extrañeza a los modelos, un grupo de inmigrantes que suele ocupar una esquina de la plaza, prostitutas que ejercen por el barrio... Junto a los camerinos improvisados, el diseñador Carlos Díez Díez, con barba de talibán y pelo rapado, se movía nervioso dando instrucciones. Díez Díez, habitual de la Cibeles, vecino de Malasaña y con su estudio de diseño ubicado en un local del barrio, era el comisario encargado de seleccionar la ropa entre 20 comercios de la zona y montar el espectáculo.

Con el desfile avanzado, un par de jóvenes madrileñas que decían estar muy enteradas de la moda se quejaban porque no podían ver nada, y los camareros del bar ConHache no les dejaban subirse a las sillas de su terraza. Cuando por fin pudieron ver algo, criticaron duramente una de las propuestas de Carlos Díez Díez, en la que la modelo llevaba un chubasquero completamente del revés, con la capucha colocada en las posaderas. Al mismo tiempo, azafatas de Ifema repartían entre el público un folleto en el que, bajo el título "Llévate puestos 2.000 euros", invitaban al vecindario a pasarse por las 20 tiendas del barrio seleccionadas por Carlos Díez Díez y participar en el sorteo de un cheque por ese valor.

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"Una pasta" -decía el folleto- que sólo se podrá gastar en esos 20 comercios en un sólo día. "Pero no te agobies, pondremos a tu disposición un personal shopper, o asistente personal de compras, para que le saques el máximo partido", señalaba el pasquín repartido. El personal shopper, cómo no, será Díez Díez.

"De lo que se trata es de acercar la moda a la calle, a la gente; por eso hemos montado este desfile en Malasaña, que es un barrio muy de tendencias y muy callejero. La gente siempre se queja de que Cibeles es un evento muy cerrado; por eso lo hemos querido traer aquí", contaba Paloma, de Ifema. La moda se acercó a la gente, y Jim Jarmusch, a Madrid.

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