El 'narco' ensucia las urnas en Guatemala
Los electores votan en unos comicios dominados por la intromisión del crimen organizado
"Si usted vota por un narcotraficante, también es un narcotraficante". Los guatemaltecos acudieron ayer a las urnas con esta advertencia en mente, que ha sido repetida en forma de anuncio publicitario por radio y televisión durante la campaña electoral. La intromisión sin precedentes del crimen organizado en los comicios locales que celebró ayer Guatemala junto a los presidenciales -50 personas, entre ellas una veintena de candidatos, han sido asesinadas-, es motivo de preocupación, especialmente en aquellas zonas cuyos aspirantes a alcalde son más que sospechosos.
Ante la amenaza del narcotráfico a los poderes locales, el Foro Guatemala, que agrupa a 18 organizaciones de la sociedad civil, lanzó una intensa campaña sobre el riesgo de convertirse en cómplice de los delincuentes a la hora de depositar la papeleta en la urna.
"Hay regiones donde el narcotráfico ya está invirtiendo en beneficio de la población, y esto es un problema serio, porque la población empieza a pensar: si el Gobierno no me da esto... mejor sigamos con ellos", denunció Fernando Leal, representante de la Alianza Evangélica en el Foro Guatemala. En dichas zonas rurales, los alcaldes sólo adoptan decisiones con el visto bueno de los grupos delictivos, que no tienen reparo en exigir el pago de impuestos a las iglesias evangélicas a cambio de no agredir al pastor.
El comportamiento mafioso a veces llega hasta las últimas consecuencias. En Chimaltenango, el hijo del alcalde que se presenta a la reelección tiene una compañía de moto-taxis, conocidos popularmente como tuc-tuc. Un vecino intentó entrar por su cuenta y riesgo en el negocio y compró una moto. No contaba con la anuencia del hijo del edil. Recibió varios mensajes que le conminaban a retirarse. Un día apareció muerto.
El 80% de los alcaldes batalla por la reelección y algunos a cualquier precio. Como aquel cacique local que amenazó con envenenar el estanque del pueblo si no salía elegido. Este tipo de amenazas sólo son posibles cuando el Estado brilla por su ausencia. Es la situación óptima para que en el ámbito local las estructuras criminales aumenten su poder.
Hay motivos para pensar que algunos candidatos tienen vínculos y financiación del narcotráfico. Un informe del Procurador de Derechos Humanos sobre el proceso electoral pone de relieve que dirigentes de varios partidos políticos han declarado que el crimen organizado controla el noreste del país, y que es imposible presentar candidatos limpios de toda conexión con las mafias.
Los carteles guatemaltecos se encargan de recibir, custodiar y entregar la cocaína procedente de Colombia a las mafias mexicanas que, posteriormente, la trasladan hacia EE UU. En el informe anual sobre la lucha contra el narcotráfico, el Departamento de Estado critica la ineficiencia de las autoridades guatemaltecas, que en un año apenas decomisaron 281 kilos de cocaína, cuando otros países, como Costa Rica, se incautaron de 14 toneladas.
En el Petén, en el extremo oriental del país fronterizo con México, han surgido fortunas de la noche a la mañana. "Algunos de estos nuevos ricos aspiran a cargos municipales, o apoyan a determinados candidatos", dice Luis Linares, secretario ejecutivo adjunto de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES). Este abogado especialista en asuntos municipales ve un cúmulo de factores a la hora de explicar por qué el narcotráfico está en condiciones de capturar fácilmente la organización política municipal. "El candidato usa el partido como un vehículo para llegar a la alcaldía. Es él quien financia la campaña y no el partido, al que no le debe nada. Por esta razón, los narcotraficantes, que disponen de buenos recursos, tienen grandes posibilidades de ganar", relata Linares.
"Por otra parte", añade, "la debilidad de los partidos políticos favorece el caciquismo a nivel local. La intromisión del narcotráfico está localizada en unos 40 municipios, donde hay cultivos de amapola y trasiego de droga".
Del general a la indígena
Los 14 candidatos a las elecciones presidenciales de Guatemala, cuyos resultados se conocerán posiblemente hoy, cubren un amplio espectro político en cuyos extremos figuran dos representantes del Ejército y la guerrilla que libraron una cruenta guerra de más de 34 años y que dejó más de 200.000 muertos y desaparecidos. El general Otto Pérez Molina, candidato del derechista Partido Patriota (PP), y el ex comandante guerrillero de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) Pablo Monsanto, de la Alianza Nueva Nación (ANN), compiten por el mismo sillón. Entre ambas propuestas figura Álvaro Colom, de la coalición de centro-izquierda Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), cuya ventaja inicial se ha esfumado conforme avanzó la campaña.
La candidatura de la premio Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Menchú, dirigente maya, no ha conseguido levantar vuelo y las encuestas no le atribuyen más del 4% de los votos, pese a que la población indígena es mayoritaria en Guatemala. Menchú asegura que sus aspiraciones no se reducen a estos comicios y destaca la importancia de un relevo generacional de liderazgo de los pueblos indígenas.
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