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Reportaje:

Atrapada en Heathrow

Ferrovial no tira la toalla y quiere resolver los problemas de BAA

La opinión pública británica se muestra inclemente con Ferrovial y le adjudica todas las culpas de un caos -colas interminables, amontonamiento de viajeros, escaleras mecánicas que se paran- que viene de lejos. Mientras la Comisión de Competencia estudia si desmembrar BAA, el alcalde de Londres ha tildado el estado de Heathrow de "vergüenza nacional". La situación, grave, no sólo ha afectado al valor de la constructora en Bolsa, sino que amenaza con dañar su prestigio.

"Son aeropuertos viejos y saturados", dicen en Ferrovial, "que necesitan grandes inversiones para incrementar su capacidad"
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En Ferrovial, sin embargo, no pierden los nervios y confían en que el regulador, la CAA, no se deje influir por las turbulencias mediáticas y apoye unas tarifas adecuadas, única solución para mejorar unos aeropuertos gigantescos, hipersaturados y obsoletos. "Estamos en BAA para quedarnos", afirma tajante Rafael del Pino, presidente del grupo.

En principio, la compra de BAA (siete aeropuertos en el Reino Unido) en junio de 2006 parecía la típica operación de libro que no podía fallar. "La compramos", explican en Ferrovial, "precisamente porque era una compañía ineficiente, que se podía mejorar y extraerle valor". Tan atractivas perspectivas explican que el grupo español pagara incluso una prima por BAA, algo de lo que no se arrepienten en Ferrovial, "ya que vale mucho más de lo que pagamos".

Lo que no se previó en el guión fue la actual reacción de la prensa, consumidores o políticos británicos, que no han dudado en echar toda la culpa del actual caos en los tres aeropuertos de Londres propiedad de BAA (Heathrow, Gatwick y Stansted) a la "incapacidad" del dueño español. Pese a que en la sede de Ferrovial achacan buena parte de la tormenta "a los intereses comerciales de las líneas aéreas, que no sólo no quieren que se les suban las tarifas sino que piden incluso que se les bajen", lo sucedido no ha podido evitar una cierta sensación de estar siendo utilizados como "cabeza de turco", además de pagar también por la osadía de hacerse con un conjunto de infraestructuras que los londinenses ven como suyas.

La prensa se ha regodeado con los errores de Ferrovial. Se le ha acusado de cerrazón comunicativa, de intromisión en la gestión diaria de la empresa, de ser poco finos a la hora de tratar con las fuerzas locales, de anteponer sus criterios de rentabilidad a las exigencias de servicio al público. Y sobre todo de haber provocado un cortocircuito con el management de BAA, que llevó a un goteo de dimisiones y salida de ejecutivos.

En Ferrovial niegan la mayor. "Son aeropuertos viejos y saturados", dicen, "que necesitan grandes inversiones para incrementar su capacidad. Es el caso de Heathrow, planificado para 45 millones de pasajeros y que recibe 68 millones". El abandono de estos tres aeropuertos ha sido absoluto. "Desde la Segunda Guerra Mundial no se ha construido una sola pista".

Niegan, además, la falta de inversiones. Además de que hay un plan para invertir en Londres 9.500 millones de libras en 10 años, se han adoptado medidas de urgencia. "En un año", dice Rafael del Pino, "Ferrovial ha hecho más por el pasajero que en los últimos 15 años de historia de BAA. En 2007 se instalan 20 nuevos controles de seguridad en Heathrow, frente a un total de 13 en los últimos 15 años". También se compraron 170 arcos de seguridad y se han contratado a 1.500 agentes de seguridad. Son las primeras medidas. "Lo importante", dice Del Pino, "es recalcar que BAA necesita más tiempo y apoyo para llevar a cabo las mejoras en lugar de tantas críticas, en especial por parte de las compañías aéreas".

La calidad tiene precio

El riesgo del culebrón aeroportuario, con villano español de por medio, es que la irritación del público -justificada, no lo niegan en Ferrovial- acabe por influir en los reguladores que tendrán que tomar una serie de decisiones, entre ellas, la Autoridad de Aviación Civil (CAA). Suya será la responsabilidad de decidir el incremento de tarifas y el retorno a la inversión para los próximos cinco años (2008-2013). Aquí, la presión de las compañías aéreas ha sido avasalladora. British Airways y Ryanair han insistido un día tras otro en una bajada de tarifas.

Para Del Pino, esas exigencias no tienen sentido. "El Reino Unido necesita aeropuertos buenos, no aeropuertos baratos. No tiene sentido que Heathrow esté en el puesto 19 del mundo por tarifas. Es lógico que la calidad del servicio se resienta".

En Ferrovial advierten de que si se hace caso a las aerolíneas y se aprueban unas tarifas inadecuadas, que no produzcan un retorno suficiente del capital (se especula con una bajada 7,6% al 6,3%), se pondrá en riesgo la puesta al día de los aeropuertos, sobre todo ante los Juegos Olímpicos de 2012. Al margen de la próxima inauguración de la terminal T5 de Heathrow, en marzo, por la que pasarán 30 millones de pasajeros, "tenemos la intención", dicen en Ferrovial, "de demoler parte de la T1 y la T2, hacer una nueva pista en Stansted y reconstruir la terminal de Gatwick".

Estas mejoras, "que permitirán que en cuatro o cinco años el 70% de los pasajeros pasen por instalaciones nuevas en Londres", explican en el grupo, "suponen inversiones muy fuertes, que sólo se pueden pagar si las tarifas están a un nivel adecuado. Pero estamos seguros de que el regulador británico, que es muy serio, adoptará una decisión sensata".

Y el de las tarifas no es el único frente. BA y Ryanair están abanderando la idea de desmembrar BAA, lo que podría llevar a la Comisión de Competencia (CC) a obligar a BAA a vender uno o dos de sus aeropuertos en Londres para acabar, dicen, con "el monopolio actual". Pese a que algunos analistas como Pablo Ortiz, de Interdin, no verían mal la venta de uno de los aeropuertos, "ya que ayudaría a reducir la deuda asumida por la compra de BAA", en Ferrovial no lo ven así. "Juntos, los aeropuertos no sólo tienen más valor para nosotros, sino también para los usuarios, al permitir una mejor coordinación".

La empresa insiste en que el problema es la falta de capacidad, no la estructura accionarial de los aeropuertos. Según Del Pino, "Heathrow no compite con Gatwick. Londres compite con Amsterdam, Francfort y París".

Sin dejar de reconocer que sí están preocupados con el impacto que la situación británica pueda tener sobre el prestigio internacional del grupo, en Ferrovial tratan de poner al mal tiempo buena cara. "No nos vamos a dejar amilanar por una tormenta de este tipo", aseguran.

"Somos un inversor industrial a largo plazo, no un vehículo financiero", apunta Rafel del Pino, "y estamos en BAA con la vocación de resolver unos problemas de capacidad que vienen de muy atrás". Ésta es también la opinión del nuevo presidente no ejecutivo de BAA, sir Nigel Rudd, que sustituyó al propio Rafael del Pino el pasado 3 de septiembre. Ante los rumores de que Rudd podría haber sido designado para preparar una venta (fue el factótum de la venta de Boots, de la que fue presidente), el propio Rudd insistió en que Ferrovial "está en BAA para quedarse".

Aviones estacionados en las pistas del aeropuerto de Heathrow.
Aviones estacionados en las pistas del aeropuerto de Heathrow.AP

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