Rusia advierte que el escudo antimisiles y Kosovo son innegociables

Kosovo y el escudo nuclear estadounidense son "líneas rojas" que Rusia no traspasará, declaró ayer el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov. El jefe de la diplomacia rusa reafirmaba así la oposición del Kremlin tanto a los planes de Washington de emplazar elementos de su defensa antimisiles en Polonia y la República Checa, como a la concesión de la independencia a la provincia serbia de mayoría albanesa de Kosovo, algo que Belgrado rechaza categóricamente.

En estos temas, "Rusia no puede dejar de reaccionar y debe mantener su posición hasta el final", señaló Lavrov durante una intervención ante los estudiantes del Instituto de Relaciones Exteriores, institución educativa que se especializa en la preparación de diplomáticos.

Para Lavrov, tanto Kosovo como el escudo nuclear estadounidense son "líneas rojas" porque la independencia de esa provincia autónoma de mayoría albanesa, bajo protectorado de la ONU y que oficialmente todavía está subordinada a Serbia, "amenaza el orden internacional vigente", mientras que los planes de defensa antimisiles de la Casa Blanca son una "amenaza para la seguridad nacional" de Rusia. Por ello, en estos temas "Rusia no negocia y eso debe ser comprendido por nuestros socios internacionales". Lavrov señaló al mismo tiempo que Moscú "continuará desempeñando un papel de balance en los asuntos mundiales", y que "nunca será parte de nuevas santas alianzas contra quien quiera que sea".

"No vale la pena apresurarse y tomar decisiones que lleven a la confrontación, sea respecto al escudo, Kosovo o la ampliación de la OTAN", manifestó Lavrov, agregando estar seguro de que "nadie quiere encontrarse en una situación en la que haya que empezar de cero en algo tan importante como es el trazado de la arquitectura de la seguridad europea".

El Kremlin no cree en las explicaciones que da EE UU sobre el objetivo del emplazamiento de misiles interceptores en Polonia y de un radar en la República Checa, como elementos del sistema norteamericano de defensa antimisiles, pues opina que ni Irán ni Corea del Norte pueden lanzar ataques contra Occidente en un futuro próximo. De ahí que interprete la decisión de Washington como una amenaza para la seguridad de Rusia, y que se oponga categóricamente a los planes de la Administración de George W. Bush.

Moscú ha propuesto como compromiso que si realmente EE UU está preocupado por un posible ataque con misiles por parte de Irán o Corea de Norte, utilicen conjuntamente el radar de Gabalá, ubicado en Azerbaiyán y que Rusia explota. Además, también ha ofrecido usar en conjunto el moderno radar que el Kremlin está construyendo en el sur del país, en la provincia de Krasnodar.

El próximo 15 de septiembre están previstas consultas tripartitas en Bakú, la capital de Azerbaiyán, en las que participarán representantes del país anfitrión, de EE UU y Rusia.

En cuanto a Kosovo, el Kremlin considera que si a pesar de la oposición de Belgrado se le otorga la independencia, se creará un precedente peligroso que puede conducir al reconocimiento de las regiones separatistas del espacio post-soviético. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha declarado en diversas ocasiones que no ve diferencia entre el caso de Kosovo o el de Abjazia y otras autonomías que se han declarado independientes. Rusia considera que se debe encontrar una solución con la que estén de acuerdo tanto los albano-kosovares como los serbios.