Salvar vidas con una descarga
750 personas no especializadas están autorizadas a reanimar a cardiacos con un desfibrilador
El desfibrilador no salvó la vida del sevillista Antonio Puerta, pero puede ayudar a salvar otras. Los cinco minutos siguientes a una parada cardiorrespiratoria son vitales para la supervivencia del afectado, ya que la falta de oxígeno y sangre en el cerebro puede causar daños irreversibles. O la muerte. Tener un desfibrilador a mano es, por tanto, crucial. Y contar con personal que lo aplique correctamente antes de la intervención de los médicos, también ayuda, aunque cualquier testigo de una parada pueda echar mano del mismo en caso de emergencia.
En 2001, el Gobierno andaluz reguló mediante un decreto el uso de desfibriladores por parte de personal no facultativo. "El espíritu de la norma es formar a personas que están en contacto con grandes aglomeraciones", indica el subdirector de Comunicación de la Empresa Pública Emergencias Sanitarias (EPES), Ricardo Sotillo.
En la actualidad, hay 750 personas en Andalucía con autorización para aplicar desfibriladores semiautomáticos en caso de parada cardiaca (el 65% se producen por fibrilación ventricular). El permiso se obtiene tras realizar un curso sobre técnicas de reanimación cardiopulmonar básica (seis horas), que puede ser impartido por organismos públicos o privados reconocidos por Emergencias Sanitarias, que supervisa la formación.
Es necesario reciclarse cada año asistiendo a un nuevo curso para seguir contando con la autorización oficial. Sotillo explica que un tercio de los autorizados son conductores de ambulancias, socorristas o técnicos; otro tercio está compuesto por personal que interviene en centros de gran afluencia como vigilantes de seguridad o bomberos y el último grupo está integrado por personal no sanitario de centros sanitarios. Todos ellos figuran en la base de datos de Emergencias Sanitarias.
Conocimiento "aconsejable"
La norma de 2001 no establecía la obligación de incluir desfibriladores semiautomáticos en determinados recintos. Lo que sí plantea es que, en aquellos lugares que lo adquieran, haya personal con el conocimiento para aplicarlo. "El curso es obligatorio y aconsejable porque los alumnos aprenderán a reaccionar en circunstancias que pueden salvar la vida de una persona", indica Sotillo.
Para la administración sanitaria, es recomendable dotar de desfibriladores lugares como estaciones, aeropuertos, centros comerciales y de ocio, gimnasios o universidades. "Está determinado por el número de personas que pasen, por la disponibilidad y la situación", explica el subdirector de EPES.
Donde sí es obligatorio disponer de desfibriladores semiautomáticos desde 2006 es en los centros deportivos calificados como superiores o excelentes por la Consejería de Turismo y Deporte, que aprobó el decreto que regulaba la calidad de las instalaciones deportivas a finales de ese año. En el terreno deportivo se dio el precedente de los Juegos del Mediterráneo 2005, que permitió dotar a todas las instalaciones deportivas usadas para esta cita con desfibriladores. Donde están presentes estos aparatos, capaces de analizar el ritmo cardiaco, identificar las arritmias y administrar una descarga eléctrica para restablecer el ritmo, es en todos
los centros de atención primaria, ambulancias de transporte de pacientes críticos y equipos de emergencias aéreos y terrestres de Andalucía hay uno. En total, el SAS ha implantado más de 500 desfibriladores externos en esta red, sin contar los existentes en hospitales.
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