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¡Adiós! Me largo, pero vuelvo

¿Quién no lo ha pensado alguna vez? Tomarse 6 o 12 meses de paréntesis laboral. Poder pronunciarlo con todas sus letras delante del jefe: "Me tomo un año sabático". La idea empieza a rondar la cabeza de muchos españoles. Y las agencias no la pierden de vista.

Judith Farré, de 37 años, se tomará un año sabático a partir del 20 de septiembre en Nueva Zelanda. "A mis compañeros más mayores mi decisión les sonó rara. Los de mi edad la vieron más normal, incluso sana", cuenta esta enfermera que lleva cinco años trabajando en un centro de salud mental de Barcelona. A su jefa no le hizo gracia lo de la excedencia, así que Judith se lo adornó diciendo que necesitaba mejorar su inglés y entrar en contacto con enfermeras de otros países. Pero había otra razón poderosa: "Cuando llevas tiempo en un mismo trabajo sientes la necesidad de reflexionar sobre tu futuro profesional".

Como la catalana, cada vez más europeos dan un respiro viajero a su vida. Profesionales liberales, ejecutivos entre 30 y 50 años, funcionarios, profesores, solteros o singles, dinkis (parejas con doble ingreso y sin hijos), estudiantes... Todos ellos constituyen el público objetivo de la recién nacida Sabática, a la que acudió Judith: una consultora que promueve paréntesis educativos, de voluntariado y laborales en el extranjero. Con programas en 16 países: cooperación en orfanatos surafricanos y vietnamitas, y en parques nacionales estadounidenses; trabajos remunerados como profesor de inglés en China y como agricultor o camarero en Noruega; iniciación a la arqueología en Perú...

Meritxell Morera, cofundadora de Sabática, fue gapper hace 10 años, cuando tenía 24, y dejó un puesto de oficina para perfeccionar su inglés en Estados Unidos. No encontró ninguna agencia que le organizara la aventura. Regresó a España y continuó con su trabajo. A principios de 2007 lanzó el proyecto. "En España no existen cifras sobre viajes sabáticos, pero sí indicios de un enorme potencial", declara.

Existe además una cultura viajera sin precedentes en nuestro país. "En poco tiempo hemos pasado de no salir nadie a tener unas ganas enormes de abrirnos al mundo", estima Morera. Casi 11 millones de españoles visitaron el extranjero durante 2006, según el Instituto Nacional de Estadística. Y los españoles quieren ser más viajeros y no simples turistas: "Descubrir, aprender, hacer cosas", agrega la fundadora de Sabática.

Ésa ha sido la filosofía de Judith Farré. Esta gapper buscó su billete por Internet: ida y vuelta por 1.500 euros. Acudió a Sabática para buscar alojamiento y escuela de inglés. "Las clases me costarán 3.000 euros, y mantenerme me saldrá por unos 900 al mes? Vida de estudiante, claro. Tiraré de ahorros. Y también he alquilado mi piso".

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