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Reportaje:

Las Bolsas intentan olvidar la pesadilla

La banca de inversión prevé que el BCE no subirá los tipos de interés mientras la Fed vuelve a inyectar liquidez

Los mercados del mundo se han tomado un respiro. Después del derrumbe de la Bolsas del pasado jueves como consecuencia de la crisis de las hipotecas de alto riesgo y de la recuperación del día siguiente, la jornada de ayer registró leves ganancias. Y, sobre todo, mucha tranquilidad. Tanta que rozó el tedio: en Madrid, la de ayer fue la cuarta sesión del año con menor volumen de negociación, menos de 3.800 millones de euros. Un día de agosto en toda regla.

En el ánimo de los inversores todavía pesaba la terapia de choque que había aplicado la Reserva Federal (Fed) el pasado viernes, cuando redujo medio punto la tasa de descuento (el tipo de interés al que el banco central estadounidense presta dinero a las entidades financieras). Esta medida se interpretó como un anticipo de una hipotética bajada del tipo de interés oficial.

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En Europa, los índices más importantes subieron ligeramente. Madrid avanzó unos escasos 31,6 puntos, con lo que ganó un 0,22%, mientras que Francfort, Milán y París bailaron con ganancias en torno al 0,5%. Los mercados asiáticos dieron más alegrías a sus inversores. El cambio horario fue el responsable de que a las plazas asiáticas no les diera tiempo a reaccionar a la rebaja de la tasa de descuento aplicada por la Fed. Con retraso, pero ayer por fin lo hicieron. El Nikkei de Japón, que ganó un 3%, no fue de los más alcistas. Algunas Bolsas, como la coreana, rozaron subidas del 6%.

Y en Estados Unidos, Wall Street arrancó la semana como lo habría hecho en un típico lunes de agosto, con calma. La volatilidad fue haciéndose con la plaza neoyorquina conforme avanzaba la jornada y a media sesión se veía arrastrada por la debilidad de los valores financieros, como Bear Stearns, JP Morgan, Lehman Brothers y Countrywide Financial. Pero al cierre, el Dow Jones y el Nasdaq reflejaron también una ligera recuperación, apuntalada por una nueva inyección de capital de la Reserva Federal (2.597 millones de euros).

"El mercado está digiriendo la decisión de la Fed", comentan desde Cumberland Advisor, donde creen que pasará tiempo hasta que se produzca el ajuste del mercado de crédito en EE UU, lo que augura movimientos inciertos en el parqué. Los analistas creen que la última acción del banco central estadounidense está permitiendo, al menos, reducir el grado de la volatilidad.

Pero el horizonte de Wall Street sigue cuajado de amenazas. Por la tarde, Capital One, uno de los principales bancos del noreste de EE UU, anunció el cierre de su filial hipotecaria GreenPoint y el despido de sus 1.900 trabajadores. Capital One, que invirtió hace sólo un año casi 10.000 millones de euros en comprar esta entidad, admitió que tendrá que recortar en 640 millones sus resultados por las pérdidas en el negocio hipotecario.

Además, el supervisor de Wall Street anunció también que investiga si Sentinel Management, una de las sociedades de gestión de fondos que se declaró en bancarrota, ha violado la ley al mezclar en su contabilidad la titularidad de varios fondos.

En Europa, la banca de inversión cree que el Banco Central Europeo ha tomado nota de la coyuntura y ya no se plantea subir los tipos de interés en septiembre, como tenía previsto inicialmente, informa Reuters. Según estos analistas, el BCE prefiere tomarse algún tiempo para evaluar el impacto de los más de 200.000 millones de euros que ha inyectado en el sistema financiero a raíz de la crisis de las hipotecas basura. La rebaja de la Fed en la tasa de descuento sería otro factor que haría al BCE replantearse su idea de subir los tipos al 4,25% para luchar contra la inflación.

Pero, a pesar de la tranquilidad reinante ayer, el fantasma de que la crisis de las subprime todavía no haya mostrado su peor cara está ahí. Y muestra de ello es el elevado grado de volatilidad. Este factor sirve como termómetro de la confianza que tienen los inversores en el sistema financiero.

José Manuel Ruiz, de Analistas Financieros, señala que la volatilidad en el Dax, el índice alemán de referencia, está ahora por encima del 30%, cuando antes de la crisis se situaba en torno al 15%. Este analista afirma que los resultados de las compañías estadounidenses en el segundo trimestre han sorprendido positivamente. "Prevemos unos beneficios superiores al 10% en las 500 que forman el índice S&P", añade. Y las europeas no le van a la zaga.

Según Ruiz, estos buenos datos dan la razón a los que creen que la crisis que ha azotado el mercado hipotecario de EE UU no afectará con fuerza a la economía real. Comparte su opinión José Luis Martínez, de Citigroup, que prevé que en las próximas semanas se reducirá la volatilidad: "Creo que las medidas tomadas por los bancos centrales para luchar contra la falta de liquidez han sido las adecuadas. Eran medidas de emergencia para una situación de emergencia", concluye.

Otras crisis que sí dejaron huella

Los que este verano se han llevado el periódico a la playa se han visto obligados a aprender una nueva palabra: subprime. Casi todo el mundo sabe hoy que, en la jerga anglosajona, este tipo de hipotecas son las que se conceden a clientes con pocas posibilidades de devolver el préstamo. Y casi todo el mundo se ha enterado de que la crisis de este producto en EE UU ha arrastrado a las Bolsas de todo el mundo.Pero el tiempo y el espacio dedicados a la última tormenta financiera contrastan con los efectos, relativamente pequeños, que la crisis ha dejado en las Bolsas. Por lo menos hasta ahora. Desde el 9 de agosto hasta el pasado jueves, último día de caídas hasta ahora, el Ibex 35 cedió un 6,8%. Una nadería comparada con las bajadas de otras crisis. Y la jornada más negra provocada por el desastre de las hipotecas subprime se saldó con una bajada del 3,72%, frente a desplomes de más del 7% en un solo día como los que se produjeron en septiembre y octubre de 1998.Las tormentas financieras que comenzaron en julio de 1998 provocaron en dos meses y medio un desplome del índice madrileño del 37%. Es precisamente esta crisis la que guarda más parecidos con la actual y es su recuerdo el que ahora da miedo. Entonces, el factor desencadenante fue la quiebra del fondo Long Term Capital Management, que gestionaba 1,5 billones de dólares. Como sucedió la semana pasada, la Reserva Federal se vio obligada hace una década a intervenir para impedir que los problemas de este fondo se contagiaran a la economía real. Y, como hace una década, la quiebra de un producto financiero ha vuelto ahora a desencadenar una crisis de confianza que puede desembocar en males mayores.Como apunta José Luis Martínez, de Citigroup: "Lo peor que podría pasar sería una contracción de la liquidez en el sistema bancario, que las entidades no prestaran más dinero. Pero hasta dentro de unas semanas no sabremos si esto va a ocurrir".

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