El retrato del Japón de la posguerra
La exposición 'La piel de la nación' descubre la fotografía de Shomei Tomatsu
Shomei Tomatsu (Nagoya, 1930) ha sido el fotógrafo más influyente e innovador del Japón de la posguerra. Ha mostrado sus fotografías en numerosas exposiciones y ha publicado una veintena de libros, pero su trabajo, una intensa mirada sobre las gentes y los paisajes de su país marcados por la II Guerra Mundial, apenas se conoce fuera de su Japón natal. La exposición restrospectiva La piel de la nación presenta ahora su trabajo en Bilbao a través de 10 series que constituyen un retrato del Japón de la segunda mitad del siglo XX, desde los vestigios de las viejas tradiciones y los supervivientes de las dos bombas atómicas al prodigioso desarrollo económico y los cambios sociales que impulsó.
La piel de la nación (Aula de Cultura BBK. Elcano 20, Bilbao. Desde mañana y hasta el 3 de octubre) reúne más de 250 imágenes, en su mayoría procedentes de los archivos del propio Tomatsu. Entre ellas figura su imagen más conocida, Nagasaki 11:02, en la que se puede ver un reloj detenido en el momento de la explosión de la bomba atómica sobre esa ciudad el 9 de agosto de 1945. Tomatsu tomó la fotografía en 1962 dentro de un proyecto para plasmar la vida de los supervivientes del ataque nuclear sobre aquella ciudad.
Las diez series de la muestra abarcan los grandes asuntos que Tomatsu ha ido abordando a lo largo de su carrera, como la americanización de Japón o la influencia del glamour de Hollywood, y la larga e intensa transformación de su país. Sus imágenes reflejan desde la huella de la cultura tradicional o la dramática salida de los años de la guerra hasta los cambios que llegaron de la mano de su impresionante desarollo económico y la implantación de nuevas formas de vida. A través de las fotografías se descubre toda esta evolución. Las series fueron realizadas para ser publicadas en revistas ilustradas japonesas, concebidas para ser vistas en un formato secuencial.
El título de la exposición hace una referencia literal y metafórica a las superficies que con frecuencia figuran en las fotografía de Tomatsu. Para el artista, la piel supone una especie de mapa en el que se puede leer la historia de Japón, según explican los comisarios de la muestra, Sandra S. Philips, miembro del Departamento de Fotografía del Museo de Arte Moderno de San Francisco, y Leo Rubinfein, de la Universidad de Nueva York. La obra de Tomatsu destaca por su fascinación por la experiencia inmediata y la pasión por lo tangible. Sin dejar de lado la cara documental, se ha preocupado por evocar en sus fotografías la ansiedad, la pena y la alegría que impregna la vida cotidiana de la nación asiática.
La piel de la nación fue producida por el Museo de Arte Moderno de San Francisco, con la colaboración de la Japan Society de Nueva York, con el objetivo de divulgar el trabajo y la influencia de Tomatsu en la fotografía contemporánea japonesa y en los países occidentales. Tras su presentación en Nueva York, Washington y San Francisco el pasado año, la retrospectiva se ha mostrado también en Suiza, la República Checa e Italia.
Un trabajo desconocido
Tomatsu es reconocido en Japón como uno de los autores que más ha influido en la fotografía de la segunda mitad del siglo, pero "la increible profundidad, variedad e inteligencia de su trabajo es practicamente desconocido fuera de su país", señala Phillips.
Después de estudiar Ingeniería y Economía, Tomatsu comenzó a trabajar en una empresa editora de libros fotográficos de bolsillo. En 1956, se convirtió en fotógrafo independiente, colaborando con los principales semanarios ilustrados japoneses. Fundó entonces junto a otros colegas la agencia Vivo, a través de la que canalizaron su trabajo hacia las grandes revistas de la época. Tomatsu ha compatibilizado la realización de libros y exposiciones con la docencia.
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