La guerrilla colombiana niega el secuestro de dos niños en Venezuela
ELN "colaborará" para esclarecer el rapto de los menores de Torrent
La guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN) negó ayer de manera "categórica" su autoría en el secuestro de cuatro miembros de la familia venezolana Parra Barreto -sus dos hijos de 10 y 12 años residentes en El Vedat de Torrent, un hermano constructor de 35 años y su hijo de 10 años- operado por ocho sicarios armados el domingo cerca de la Represa el Pregonero, en la zona fronteriza de Táchira con Colombia.
"El Comando Central de ELN desmiente de manera categórica dicha afirmación, la cual se suma a las calumnias hechas por el Comisionado de Paz de Colombia, Luis Carlos Restrepo, que tiene el claro propósito de crear dificultades en la Mesa de Diálogos entre el Gobierno y el ELN", reza el comunicado publicado el jueves en su propio órgano de difusión, la revista Insurrección, y difundido ayer por el Universal.com y otros medios. Los insurgentes colombianos hicieron un llamado "al Gobierno, al pueblo de Venezuela, y a la opinión pública" rechazando su participación en el rapto y afirmando que: "Tenemos la disposición de aportar en lo que esté a nuestro alcance para que la verdad se conozca".
Los familiares de los secuestrados siempre habían dicho que el ELN no ha contactado con ellos, pese a informaciones contradictorias. Tanto desde España José Arenas -el cuñado de la madre de dos de los niños secuestrados que residían en la urbanización valenciana de El Vedat-, como su abuela materna Virginia Valdes Barreto desde la finca de San Cristóbal -donde pasaban sus vacaciones- sostenían que que la guerrilla colombiana que opera en el estado fronterizo de Táchira hasta ahora no se había atribuído el secuestro, ni había intentado contactar con ellos.
Arenas es el cuñado de Lisbey Barreto, la joven madre cirujana a la que sorprendió la noticia del secuestro de los hijos de su primer matrimonio con el cirujano Luis Parra cuando estaba de viaje en EE UU con su segundo compañero, el promotor Felipe Arenas. Tanto ella, como el padrastro de los niños -con quien tiene un tercer hijo de dos años- están "absolutamente destrozados", sostiene.
La familia Arenas rechaza a su vez la versión de un policía local venezolano, difundida ayer en la televisión valenciana, en la que sugiere que "hace un mes habría denunciado una amenaza de secuestro" ante las autoridades venezolanas. "Nunca antes habíamos sido amenazados", sostiene. Arenas confesó el martes, en una improvisada rueda de prensa en su casa nada más confirmarse que la desaparición respondía al patrón de un secuestro múltiple, que ambas familias de "reconocidos médicos y constructores salieron huyendo del secuestro y la extorsión" en su país.
Desde el domingo, Grupos de la Lucha Antiterrorista de Venezuela y Colombia, así como las agencias de inteligencia de la CIA, FBI e Interpol trabajan para impedir que los ocho sicarios encapuchados que protagonizaron la emboscada, "según un testigo protegido de la Guardia Nacional", crucen la frontera. "La hipótesis que manejan es que un grupo armado ilegal colombiano está detrás del secuestro", afirmó en Caracas el ministro de Interior, Pedro Carreño, en Radio Caracol.
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