A vueltas con la memoria

Analizando la entrevista al señor Fraga publicada el domingo día 12, uno se entristece dándose cuenta de que, al contrario que en el resto del mundo occidental, la guerra la ganaron ellos, o sea, la derecha autoritaria, jaleada por una Iglesia que no está dispuesta a olvidarlo.

Durante las tres últimas decadas pensamos que España se había convertido en un país moderno y democrático, y me temo que a pesar del trecho recorrido todavía hay demasiadas personas empeñadas en tirar por tierra estos avances. Algo tan elemental como reconocer que el legítimo Gobierno republicano fue derrocado por las armas por un ejército alineado con los fascismos europeos, secundado por una Iglesia montaraz y poco evangélica, es indigerible aún hoy para una buena parte de la derecha, que prefiere culpar de la Guerra Civil a la República, y todo ello sin el menor sonrojo.

La actual presencia de España en el mundo como potencia nos debe llevar a los demócratas a proclamar esa injusticia histórica, aunque les pese a ciertos políticos, poderes clericales y medios de comunicación, y a seguir combatiendo para rehabilitar a tantos y tantos perseguidos y masacrados por sus ideas, y a seguir profundizando en la democratización auténtica del país.