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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Lenta digestión

No ha sido el de ayer el lunes negro que algunos anticiparon. Si a las cotizaciones de los mercados de capitales se les atribuyera la capacidad para evaluar el alcance de la crisis desatada en el mercado hipotecario estadounidense, el dictamen no debería inducir precisamente al pánico. Las alzas significativas que experimentaron las bolsas fueron en gran medida la consecuencia de la correcta actitud de los principales bancos centrales del mundo, poniendo a disposición de las entidades crediticias toda la liquidez necesaria, lo que ha contribuido a limitar las ramificaciones, geográficas e institucionales, de la crisis en EE UU. Ello no significa que las amenazas a la estabilidad financiera global hayan desaparecido; la digestión de ese empacho hipotecario será lenta.

En un contexto de debilidad del mercado inmobiliario de aquel país, el deterioro de la solvencia en las hipotecas de baja calidad crediticia (las denominadas subprime) ha desvelado unas ramificaciones entre los principales operadores financieros que han puesto en jaque al sistema financiero global. Que otros mercados hipotecarios del mundo se conduzcan con criterios más solventes no significa que estén a salvo del contagio del más importante sistema financiero del mundo. De ahí la justificación de esas actuaciones preventivas de los bancos centrales, garantizando la existencia de liquidez suficiente para que la actividad económica no quede bloqueada. Ello debería obligar a que nuestro Banco Central Europeo reconsidere la pronta elevación de tipos de interés con la que contaba hasta hace pocas semanas.

Los supervisores financieros europeos deben procurar que el necesario rigor en las inspecciones de las entidades bancarias no se traduzca en la paralización de la actividad crediticia. Esto es muy relevante en el caso de España, donde el endeudamiento de familias y empresas ha crecido de forma significativa en los últimos años. Afortunadamente, nuestro mercado hipotecario poco tiene que ver con el estadounidense, y desde tasas de morosidad bajas y generosas provisiones en los balances de las entidades crediticias podrá gobernarse esta seria perturbación en la estabilidad financiera global.

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