La nueva armada invencible
Tres rostros para el futuro del deporte español. El baloncestista Ricky Rubio, el tenista Carlos Boluda y el futbolista Bojan Krick no llegan a los dieciocho. Pero ya siguen la estela de astros como Gasol, Nadal o Torres.
El deporte español va bien. Pero irá incluso mejor. Bajo esta premisa se maneja la última campaña publicitaria de la firma comercial Nike. Habrán visto el anuncio. Creado por Villarosás y emitido por primera vez el pasado 28 de mayo, el spot fue rodado en una fábrica abandonada de Barcelona y lo protagonizan Pau Gasol, Rafa Nadal, Fernando Torres y Sergio Ramos. El cuarteto se acompaña de Ronaldinho, los Estopa de Cornellá y 25 palmeros, bajo ambiente racial y flamenco. Un anuncio que llega acompañado de una propuesta mediática participativa llamada Momentum, en la que la firma trata de implicar al espectador en la sublimación casi calvinista de los valores del esfuerzo y la superación personal. A medio camino entre lo olímpico, lo evangélico y el nacionalismo deportivo, la campaña ha servido también para presentar por primera vez a algunos de los atletas españoles que pronto tomarán el relevo de los protagonistas oficiales de la sección de deportes de los telediarios. Entre ellos, el baloncestista del Joventut de Badalona Ricky Rubio (17 años), el futbolista Bojan Krick (16 años), jugador del FC Barcelona, y el tenista valenciano Carlos Boluda (14 años).
La precocidad deportiva se agudiza hasta el paroxismo. Un tenista como Carlos Moyá (30 años) debe luchar contra la prejubilación
Huesos blandos y carnes duras. Cuerpos en desarrollo en los que se vislumbra un talento natural. Bojan ha llegado a promediar tres goles por partido -un tanto suyo dio el Europeo Sub 17 a la selección española-, y la próxima temporada contará con ficha en el primer equipo azulgrana, a pesar de parecer todavía destinado a pegar el estirón. Ricky ha sido el mejor recuperador de balones de la liga de baloncesto española (76) y ha sido nombrado jugador revelación de la competición. Siendo cadete le endosó la friolera de 51 puntos a la selección rusa. Este verano lo encontrarán liderando la selección U18 en el Europeo que durante estas fechas se celebra en Madrid. Por su parte, Carlos es una fuerza de la naturaleza. Número uno en el ranking de jugadores de 14 años y número 10 en el de 16, el alicantino es casi una réplica de Nadal, aunque confiesa que su ídolo siempre fue André Agassi.
Bajo un sol de justicia en la playa barcelonesa de la Mar Bella, las tres jóvenes promesas -y el numeroso séquito acompañante- pierden la virginidad mediática con una sesión de fotos en la que se mezcla incipiente profesionalidad, naturaleza teenager y protección oficial por parte de unos adultos. "Nos han pedido que ninguno de los chicos hable solo, son demasiado jóvenes para dar entrevistas", comenta la representante de la marca.
Bojan ya tiene ficha con el primer equipo del Barça, Ricky llega de jugar los play-off de la ACB con La Penya, y Carlos les acaba de dar un buen repaso a los tenistas dos años mayores que él en el torneo de Montecattini. Pero una cosa es la pista, y otra, la cámara y la grabadora. Entre tímidos, dubitativos y algo desconfiados, los tres jóvenes muestran tres personalidades en construcción. Como su talento. "Que seamos humildes", responde Bojan, el más locuaz y suelto, al ser preguntado sobre el consejo que más veces le repiten. "Sí, eso y no dejar los estudios", asiente Ricky, inaugurando la tónica de consenso. Carlos, más apocado, está de acuerdo. "No hay que dejar de estudiar cada día, aunque tengas partido". Los tres saben que esto es una carrera de fondo y que el deporte ya no es lo que era.
El espectáculo pide nuevas estrellas. "Sabemos que debemos sacrificarnos, pero lo hacemos por algo que nos gusta", comenta Ricky. "Tal vez sí tienes la sensación de estar a veces perdiéndote algo, pero tampoco demasiado. Nos gusta esto", concluye, mientras sus compañeros siguen de charla y todo el séquito asiente, como si la joven estrella hubiese clavado un triple en el último segundo de una final de la Euroliga. Desmontando el tópico de la casi explotación del joven deportista, sumido en una melancolía hamletiana, encerrado y quemando la infancia a base de sesiones triples de entrenamiento en una suerte de vida a lo Oliver Twist con zapatillas de deporte, los tres parecen felices y relajados. "Hay que trabajar, claro. Pero es que esto es lo que más nos gusta", recuerda Carlos.
La precocidad en el deporte es una tendencia agudizada hasta el paroxismo en los últimos años. Un tenista como Carlos Moyá (30 años) debe luchar hoy contra la prejubilación (en el pasado Roland Garros era el jugador de más edad en octavos de final). Estas tres jóvenes promesas coinciden en haber empezado desde muy pronto a competir contra mayores. "Hombre, intimida un poco el primer día que vas y te entrenas con Ronaldinho o Eto'o, pero pronto te das cuenta de que son como tú", apunta Bojan. "Son tus ídolos, y ahí estás tú con ellos. Pero son gente sencilla, gente de carne y hueso", concluye. Ricky también recuerda que "también te toca llevar el equipaje en los viajes y esas cosas, pero es lo normal cuando eres el más joven". Carlos es tenista y compite solo, pero jamás se siente solo. "Siempre te acompaña gente y siempre te entrenas con otros en el club. No siento que esté solo. Qué va".
¿Y la fama? ¿Y la prensa? ¿Y las sesiones de moda? ¿Y las entrevistas? "A mí la sesión de hoy me ha gustado. La ropa era muy fashion, muy chula. Pero no somos modelos, ¿eh?", recuerda Bojan. Los tres vuelven a estar de acuerdo. Les interesa ser deportistas, no famosos. El deporte español va bien.
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