Los vinos se visten de moda

La modelo cruza la pasarela con un discreto vestido de tirantes negro y la joya entre las manos. Gira sobre sus tacones, también sobrios, y espera a los flashes. En las primeras filas, personajes como Antonia Dell'Ate o don Leandro de Borbón asienten con la cabeza ante el bello ejemplar.

La actriz Ana Fernández (Solas) describe el objeto de deseo: "Un vino viejo con espíritu e imagen joven que se encuentra pletórico, con una capa de color todavía casi violeta, con unos aromas persistentes que recuerdan el regaliz y el terruño del que procede: la finca Viña Tondonia". La botella está disfrazada como de reina del carnaval, con un espectacular diseño de Valentín Herraiz que incluye una capa de plumas y una malla de pedrería por la que se entrevé el año de cosecha: 1947. "Valentín siempre respeta la etiqueta", dice María José López de Heredia, la bodeguera, que como su botella va vestida de Herraiz. "Moda y vino pertenecen al mundo de los sentidos", dice la bodeguera, "ambos buscan la elegancia".

El vino busca el glamour de la moda para ponerse al día. "Nuestras botellas no llegan a la talla 36, pero todas son mayores de edad", dice Sonia Prince de Galimberti, que organiza el sarao como presidenta de la Asociación de Mujeres Amigas del Vino. Nueve botellas de diferentes bodegas vestidas por diseñadores fueron subastadas tras el desfile en julio. La de Viña Tondonia alcanzó los 10.000 euros (los 35.300 euros recaudados en total se donaron a Médicos del Mundo). Agatha Ruiz de la Prada vistió un Marqués de Riscal Reserva 2001 con coloristas bolas en rosas y turquesas, Victorio&Lu-cchino le hicieron un vestido de noche color champán a un Viña Esmeralda de 2006 y Montesinos colocó un fular y una goyesca ristra de madroños y cascabeles a un Ramón Bilbao Reserva de 2001. Hubo botellas vestidas de Papa y disfrazadas de Marilyn y de la duquesa de Alba con una cabeza de Barbie sobre el corcho. Modesto Lomba optó por algo más práctico: "No quería hacer un vestido de señora para una botella, sino una funda, lo importante es lo de dentro, la funda es sólo un magnífico preámbulo". El tafetán de nido de abeja exagerado de su funda era el único modelo que parecía de fácil "quita y pon".

El Gobierno de La Rioja también ha buscado el tirón de la moda para promocionar mañana la Noche de San Lorenzo que se celebrará con una jornada de puertas abiertas y catas en diversas bodegas en las localidades de San Vicente de la Sonsierra y Briones, entre las siete y las once de la noche. Para promocionar el evento, se han encargado etiquetas conmemorativas a cinco diseñadores: Carmen March, Juanjo Oliva, Antonio Alvarado, Enrique Oña Selfa (Loewe) y Locking Shocking. "Fue todo un reto", dice Carmen March, que hizo un diseño en rosa, su color favorito: "Una etiqueta no se parece en nada a una falda". Para Ana González, de Locking Shocking, lo más frustrante fue tener que ajustarse a las limitaciones del formato rectangular, mientras que para Juanjo Oliva la restricción fue ideal: "Estoy en un momento muy cuadrado de mi vida, todo lo demás me parece cursi". El diseñador optó por una ilustración minimalista de estrellas entre las que destaca una: la botella de Muga del 2003 que compra el cliente. "El diseño gráfico siempre se basa en una necesidad de acotar la belleza, la belleza sin acotar sólo se da en la naturaleza", dice. Algo que bien se podría aplicar a la naturaleza domada de un buen vino.