"Los vinos californianos proceden de cepas de Monterrei"

La fama le llegó por la aguja. Y con la aguja, aunque de otro tipo, pretende seducir los paladares más finos. "Una y otra son perfectamente compatibles. Las dos consiguen emociones", afirma el diseñador de moda y empresario Roberto Verino. Lleva casi una década elaborando el vino Terras do Gargalo, de la denominación de origen Monterrei. Produce 200.000 botellas por cosecha, aunque su bodega instalada en la ladera del Castillo de Monterrei, en Verín, podría poner en el mercado 250.000: "Queremos ir poco a poco para conseguir la excelencia, aunque dependemos de la naturaleza".

Pregunta. Cuesta imaginárselo pisando uva. ¿Cómo iría vestido?

Respuesta. Pues con los pantalones remangados, por supuesto. Es un trabajo hermosísimo que consiste en sacar el máximo partido a lo que la naturaleza haya podido ofrecer.

Intento que el máximo número de personas entiendan que la moda es una contribución a la felicidad y la satisfacción personal

Históricamente el valle de Monterrei tenía un reconocimiento vitivinícola muy alto y creí que estaba en mis manos recuperar la tradición

P. Se presupone que sus doce empleados de Terra do Gargalo serán los mejor vestidos del sector.

R. ¡Cómo no! Intento que el máximo número de personas entiendan que la moda es una contribución a la felicidad y a la satisfacción personal. Si cuando te miras al espejo, te sientes bien, sabes que vas a ganar la pequeña guerra de ese día. Los uniformes no buscan sólo la estética, sino también la funcionalidad.

P. ¿Los ha diseñado usted?

R. No es necesario llegar a ese punto. Estamos hablando de ropa de trabajo inventada hace muchos siglos.

P. Sus vinos ya se están comercializando en Estados Unidos.

R. Sin duda. Sobre todo porque defiendo la teoría de que el último conde de Monterrei fue el que llevó las cepas a Nuevo México. Los vinos californianos dependen de esta tierra, proceden de estas cepas.

P. ¿Por qué se ha metido en el enredo del vino?

R. Es un compromiso con mi pueblo. Históricamente, el valle de Monterrei tenía un reconocimiento vitivinícola muy alto y creí que estaba en mis manos recuperar la calidad que la tradición le concedía. Lamentablemente, en los últimos tiempos no se había conseguido por la búsqueda de la cantidad en detrimento de la calidad. Era mi obligación por el lugar en el que nací y en el que quiero morirme.

P. En el tránsito del vino peleón a caldos de prestigio, ¿qué es lo más curioso que le ha sucedido en este negocio?

R. Hemos logrado que compren nuestro vino los países nórdicos, que lo hacen de una manera bastante especial. Hacen como una especie de subasta. Piden muestras, seleccionan y luego compran. La venta la organiza un monopolio. A mí me parece que estar en esos mercados, con una fórmula tan compleja, demuestra que estamos acercándonos a la excelencia.

P. ¿Por qué está de moda hacer vino?

R. Más que moda, es el resultado de involucrarse en poner en valor todo aquello que tenga capacidad de seducir.

P. Joan Manuel Serrat, José Luis Cuerda, usted... A este paso, habrá tantos productores como bebedores.

R. Espero que eso no se produzca. Entiendo que por muchos que seamos a producir habrá más gente para disfrutarlos.

P. Ribeiro, Alvariño, Monterrei. ¿Cuál es el mejor?

R. No es una cuestión de mejores o peores. Son buenísimos los tres. Tienen características diferentes y cada uno tiene que hacer el mejor vino posible y conseguir elementos diferenciadores.

P. ¿Qué le parecía la ley del vino que proponía la ex ministra Elena Salgado?

R. No hay que confundir las cosas, como ocurre con la anorexia. Nos atribuyen a los diseñadores y a los modistos esa terrible enfermedad. Disfrutar de un vino no está reñido con lo que se pretendía plantear. Ha sido una feliz decisión que no siguiese adelante la ley.

P. ¿Se ha tomado alguna vez una copita de más?

R. A veces es difícil evitarlo. Cuando uno disfruta con un buen vino no es fácil frenar a tiempo, pero nunca he perdido el control.

P. ¿El éxito de la moda gallega se debe a las costureras o a los grandes diseñadores que han aparecido en esta tierra?

R. Costureras las hubo siempre y las seguirá habiendo. Pero si no hubiéramos estado nosotros detrás, imponiendo nuestro criterio y gusto, entiendo que hubiese sido difícil de lograr lo que se ha conseguido.

P. ¿Pasa lo mismo con los vinos?

R. Espero que sí. Tenemos un enorme potencial y en vinos blancos, en concreto, tenemos los mejores del mundo. Y en tintos podríamos también dar la nota porque somos unos grandes desconocidos

P. ¿Es más de blanco o de tinto?

R. Depende cuándo y cómo. Como a los hijos, con sus particularidades, es difícil querer más a uno que a otro. Mis blancos son capaces de ir bien no sólo con pescados y mariscos, sino también con un jamón, un queso o una carne blanca. Y los tintos también son capaces de hacerte disfrutar de un marisco o de un pescado. Depende del momento y de con quién te lo tomes.

P. ¿Cuál es el mejor vino del mundo según su paladar?

R. Con el que he disfrutado más es con un Pingus, un Ribera del Duero. Es una delicia, la verdad.

P. Dígame un vino para firmar un buen negocio y otro para una conquista

R. Pues tengo que apostar por los míos, porque se disfrutan sin subirse a la cabeza. Para firmar un buen negocio conviene estar con la cabeza fría. Y para conquistar pasa lo mismo, porque si te pasas has perdido la oportunidad.