La furgoneta delató al asesino de Fernanda
El pasado 1 de marzo, una pareja se instaló en el 1º izquierda del número 11 de la calle Tenerife, en la localidad de El Fraile (Tenerife). Ella, una joven madrileña de "apenas 20 años", según el dueño, era "muy simpática, abierta". Su novio, "parecía invisible", un tipo raro que no se prodigaba mucho. Era Héctor Fabio Franco Giraldo, quien supuestamente violó y mató a la adolescente de 15 años, Fernanda Fabiola Urzúa, el pasado día 26, y ahora ha pasado a disposición judicial.
Un 'piercing' de la muchacha fue la pista que condujo a los investigadores hasta el colombiano
La policía le investigó cuando intentó subir a una extranjera a su vehículo, pero no hubo denuncia contra él
Él era un hombre raro e introvertido que hablaba poco, según sus vecinos
El detenido por la muerte de la chica de 15 años en Tenerife llamaba la atención por su enorme Dodge color azul
Héctor llegó al sur de Tenerife hace seis años, animado por su hermana. Hace dos años regularizó su situación. Se ha prodigado poco. "Es una persona muy poco comunicativa, retraído", relataba ayer Yeni, dueña de un locutorio. "Venía tres o cuatro veces por semana, entraba, llamaba a Colombia, pagaba, y se iba; hola y adiós, no más", decía.
Héctor no hablaba con casi nadie. Cuando salía de trabajar en la construcción de invernaderos, iba a La Fragua, un local donde se reúnen los colombianos del pueblo. "Iba, se sentaba en la barra, pedía algo, y se marchaba sin decir más nada", comenta Ricardo, dueño de una tienda de productos colombianos que, sin ser íntimo, "sí era de los pocos con los que hablaba".
Más allá de su carácter, lo que distinguía a Héctor era una enorme furgoneta Dodge de color azul. "Es el vehículo más llamativo del pueblo, cómo no lo vamos a haber visto", exclamaban ayer los vecinos de El Fraile. Una ostentación que chocaba con las pocas ganas de llamar la atención. Y que se volvió en su contra: fue la pista que condujo hacia él.
Dos personas vieron la noche del 26 de julio un coche enorme en el camino que une los núcleos de La Estrella y el Fraile, el mismo lugar donde se había encontrado una zapatilla de Fernanda. Desde ese mismo momento, según fuentes de la investigación, sólo hubo un sospechoso: Héctor. La Policía estrechó el cerco y durante varios días agentes de paisanos deambularon por El Fraile.
Con la mayoría del pueblo buscando a la niña, pocos se percataron de un detalle: la llamativa furgoneta no se había movido en dos días. "Estaba nervioso, sabía que lo estábamos siguiendo", asegura una persona que ha participado en la investigación. Cuando los agentes registraron el vehículo encontraron un piercing de la niña.
También ayudó el que hace cinco años la Policía le fichó. En 2002, Héctor conducía por el paseo que une la playa de los Cristianos con la de las Américas, a 15 kilómetros de El Fraile, y vio a una chica extranjera. Se empeñó en que se subiera a su coche, hasta que un vecino impidió que la cosa fuese a más. Tomó nota de la matricula y se la hizo llegar a la Policía. No hubo denuncia, por lo que el joven no tenía antecedentes. Ayer, el presunto autor del asesinato Fernanda Fabiola fue trasladado a un centro hospitalario cercano a los juzgados de Arona, donde prestó declaración durante toda la tarde, para ser sometido a pruebas biológicas, informa Efe.
Los vecinos de El Fraile, confían en que la calma llegue a su pueblo lo antes posible. La colonia colombiana está intranquila; tienen miedo a que se les criminalice.
Por las calles, la gente sigue hablando de la vida del joven. Se oyen mil historias, desde que estuvo haciendo fotos con el móvil a las niñas hasta que observaba las labores de búsqueda desde la azotea del edificio donde vivía. Las fuentes de la investigación lo niegan. "Ahora todo el mundo se apunta al carro y dice conocerlo".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.