El Capitolio pone trabas al refuerzo de tropas en Irak
Una ley impulsada por los demócratas aumenta el tiempo de permiso de los soldados
La estrategia de George Bush en Irak sigue sumando reveses. El nuevo varapalo al presidente de EE UU llegó la pasada madrugada desde el Capitolio, donde los demócratas retaron otra vez a la Casa Blanca con la adopción de una legislación para regular las rotaciones de los militares, para que puedan pasar con sus familias un tiempo similar al que estuvieron en el frente o superior. Esta iniciativa pretende dificultar el plan de reforzamiento de tropas.
Una propuesta parecida fue bloqueada por el Senado hace un mes. Pero los demócratas vuelven a la carga y persisten en su propósito por conseguir un cambio de estrategia. La legislación fue aprobada por la Cámara de Representantes con 229 votos favorables y 194 en contra. El objetivo es evitar que el Pentágono acelere las rotaciones para poder ejecutar su plan de reforzamiento de tropas. De esta manera, se estaría consiguiendo torpedear el núcleo central de la estrategia de Bush en Irak.
Los demócratas temen que los planes de la Casa Blanca acaben minando la moral de los soldados y de sus familiares. A cambio, proponen que los reservistas y miembros de la Guardia Nacional puedan beneficiarse de un permiso de hasta tres veces superior al tiempo que estuvieron destinados en Irak, antes de que tengan que regresar de nuevo a la trinchera. Los soldados en Afganistán no están incluidos en esta iniciativa.
Los republicanos creen, sin embargo, que el Congreso no puede adoptar decisiones que corresponden a los mandos militares, que son los que deben diseñar sus operaciones en función de las tropas que tienen a su disposición. Es el mismo argumento que utiliza la Casa Blanca, que ya mostró su rechazo a esta idea y ante la que puede hacer oídos sordos si considera que puede poner en riesgo la seguridad nacional. Por si no bastara con este cúmulo de leyes que buscan adelantar la retirada de tropas de Irak y el choque entre el Legislativo y el Ejecutivo, el Pentágono se topa con un grave problema casi endémico: tiene cada vez más dificultad para encontrar personas dispuestas a alistarse, lo que complica sus planes y obliga a exprimir más a los soldados.
El Ejército de EE UU anunciaba hace una semana que en junio, por segundo mes consecutivo, se quedó corto en su objetivo de reclutamiento. En lugar de los 8.400 individuos que espera alistar, ese mes firmaron unas 7.000 personas. En mayo los datos fueron también malos para Defensa ya que los objetivos tampoco se cumplieron: se alistaron 5.100 personas en lugar de las 5.500 previstas.
Es la primera vez en dos años que el Pentágono se topa con este problema, que podría trastocar los planes de reforzamiento de los cuerpos de Marines y del Ejército de Tierra. El objetivo anual es conseguir alistar a 80.000 soldados antes de que acabe, a final de septiembre, el ejercicio fiscal. El coronel Dan Baggio, portavoz del Ejército estadounidense, dice que se logrará gracias a los buenos resultados de meses precedentes. Otro de los motivos de esta caída se atribuye a que cada vez hay un mayor número de aspirantes al Ejército, siete de cada diez, que no cumplen los requisitos de nivel educativo y de condiciones físicas, como reconoce el Pentágono, lo que plantea un problema añadido. Por no dejar de mencionar la cada vez mayor resistencia de los padres al alistamiento de sus hijos, por temor a que sean enviados al frente de batalla. La intervención en Irak es, además, cada vez más impopular, lo que coloca al Pentágono ante una compleja tesitura a la hora de definir operaciones y cubrir las bajas.
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