Un embrollo jurídico
En el origen de Clearstream está una lista de franceses que recibieron comisiones ocultas a cambio de la venta de unas fragatas a Taiwan en 1991. Un periodista, Denis Robert, descubrió que Clearstream era una sociedad en Luxemburgo que se dedicaba al blanqueo de dinero. La lista de implicados llegó también a Imad Lahoud, un informático que trabajaba en Airbus gracias a Jean-Louis Gergorin, ex vicepresidente del grupo aeronáutico y amigo de Dominique de Villepin.
Gergorin tiene acceso a la lista de Clearstream y se lo explica a Villepin en 2004. Ya entonces figuraba en ella Sarkozy. Un general, Rondot, de los servicios secretos, es requerido por Villepin: quiere saber qué hay de cierto en el embrollo. Villepin empuja a Gergorin a filtrar la lista ante un juez. Chirac es puesto al corriente. Sarkozy, cuando descubre lo que se trama, se declara parte civil y reclama que se haga la luz. Rondot lo escribe todo en su ordenador y no borra el rastro en el disco duro. Su testimonio prueba que Villepin utilizó a Gergorin, pero no si sabía que Sarkozy había sido incluido ni que sea el inventor de la conspiración.
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