Los abonados que no existen
Vecinos de las zonas de Maragall y Gràcia continúan sufriendo cortes de luz y protestan por la falta de información
Barcelona regresa lentamente a la normalidad después del masivo apagón del lunes. Los barrios que seguían sin recibir suministro energético durante el martes y el miércoles contaban ayer con electricidad. Los semáforos y los ascensores volvían a funcionar. Los comercios que habían tenido que permanecer cerrados estaban abiertos. Los frigoríficos enfriaban de nuevo. "En términos generales, el suministro de clientes ha sido repuesto y podemos hablar de normalidad absoluta", afirmaban en Fecsa. Todo parecía normal.
Pero sólo lo parecía. El catálogo de despropósitos sigue abierto. A un abonado, Fecsa no le reconocía que su local existía y a otro le insistía en que tenía luz, aunque su casa seguía a oscuras.
"Yo me he quedado encerrada en el ascensor durante 20 minutos, porque se ha vuelto a ir la luz en mi edificio", contaba ayer Olga, de 36 años. "No volveré a utilizarlo, por lo menos, durante un mes. Todavía no te puedes fiar", añadía. Olga vive junto al paseo de Maragall, donde se encuentra la subestación afectada el lunes por un incendio. Fecsa ha advertido de que la situación es precaria. "Es posible que a la hora de reconectar la energía haya gente que se quede de pronto sin luz. Pero son sólo casos puntuales", explican en la compañía.
Estos casos puntuales, sin embargo, provocan la ira de los vecinos. Ayer al mediodía, los comerciantes del mercado de Maragall cortaron la calle para protestar por un nuevo apagón que les dejó sin luz durante dos horas. El miércoles habían estado cinco horas a oscuras, y Fecsa instaló un generador eléctrico para resolver el problema. "Pero cada dos por tres el generador se queda sin gasoil", dice Antonio Pastor, de 55 años, dueño de un puesto de frutas en este mercado. "Y lo triste es que seamos nosotros los que tengamos que reclamar a Fecsa", añade. Muchos vecinos se quejan del proceso que hay que seguir para reclamar una indemnización por las pérdidas sufridas. "Se aprovechan de gente como mis padres, que tienen 80 años y no saben qué hay que hacer para reclamar", dice Antonio.
Los usuarios protestan por la falta de información, y las historias rocambolescas por esta causa se multiplican. Un abonado a Fecsa explica que ayer por la mañana llamó a la empresa para protestar porque no tenía luz. La compañía le contestó que, según sus datos, esto no era verdad: debía de tener electricidad, aunque él no fuese capaz de verlo. "Lo más indignante no ha sido el apagón, sino la absoluta desinformación que hemos tenido. Nadie nos ha ayudado, nadie nos ha dicho nada", dice Josep Vilaseca, de 38 años, propietario del restaurante Ca la iaia, junto a la calle de Escorial, en el barrio de Gràcia. "Desde el primer día me dijeron que iban a resolver el apagón pronto. Han dicho una mentira detrás de otra", añade.
Josep Vilaseca ha tenido que cerrar el local durante tres días, y calcula que ha perdido unos 2.000 euros. Como el resto de afectados, ha reclamado a Fecsa, pero se muestra escéptico: "El lunes me dijeron que me llamarían, pero todavía estoy esperando", asegura. En este barrio, unos 130 vecinos se manifestaron ayer y cortaron la calle de Escorial para protestar por la falta de luz de algunos edificios.
La horchatería Sirvent también se encuentra junto a esta calle. El lunes tuvieron que tirar todos sus productos. "Yo creo que las pérdidas que hemos tenido superan los 10.000 euros", dice el dueño del local, Óscar Ramos, de 31 años. Ramos también critica la gestión de la compañía eléctrica: "En Fecsa nos daban largas, y la cuarta vez que llamamos nos dijeron que, según su ordenador, no existíamos. Yo creo que ni ellos tenían información", dice
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