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Reportaje:

Relevo en Central Lechera Asturiana

Tras 40 años de mandato y cumplidos los 86, Sáenz de Miera cede el mando del líder lácteo

Bertino Velasco, ganadero de Tineo (Asturias), acaba de convertirse en el segundo presidente de la historia de la sociedad agraria de transformación Central Lechera Asturiana (CLAS), la organización campesina que posee la mayoría de control (56,39%) de Corporación Alimentaria Peñasanta, SA (CAPSA), el mayor grupo lácteo español por volumen de recogida y el segundo en ventas, tras Danone.

El sector oficial niega que su propósito sea destruir la naturaleza cooperativa de CLAS para convertirla en una sociedad anónima
El nuevo presidente cuenta sólo con el apoyo de la mitad de la organización y fue proclamado por el criterio estatutario de mayor antigüedad

Velasco, de 50 años y propietario de una explotación láctea de 64 reses, es hijo de uno de los ganaderos fundadores de CLAS y lleva ya seis años como miembro de la junta rectora de Central Lechera, de ellos, tres como vicepresidente. Ahora encara un mandato decisivo y crucial en la historia de esta organización, con fuertes tensiones internas desde hace cuatro años. Los 7.800 ganaderos que integran CLAS, de los que sólo 1.300 mantienen actividad productora láctea, están divididos en tres tendencias, dos de ellas críticas con la gestión del grupo y opuestas a la estrategia empresarial diseñada por el primer ejecutivo del grupo, Pedro Astals, consejero delegado de CAPSA y director general de CLAS.

Sáenz de Miera, alineado con Astals, había logrado, merced a su autoridad moral y liderazgo, quedar al margen de los embates internos, pero su sucesor ya no lo tendrá tan fácil. Bertino Velasco no llega al cargo por aclamación, que fue el método tradicional por el que Sáenz de Miera había ido renovando, uno tras otro, sus mandatos durante cuatro décadas. El nuevo presidente de CLAS cuenta sólo con el apoyo de la mitad de la organización y fue proclamado presidente por el criterio estatutario de mayor antigüedad como socio tras empatar a votos con el candidato alternativo, el ganadero y abogado Ramón Fernández, hasta ahora presidente de una de las filiales de CLAS.

Fernández contaba con el apoyo del llamado sector crítico, constituido en 2003 como asociación (AIG-CLAS), y además con el respaldo de una nueva tendencia opositora, surgida el pasado marzo como escisión del sector oficialista y que, concebida como una tercera vía, fue impulsada por tres miembros de la junta rectora de CLAS y un consejero de CAPSA. Si los críticos de AIG-CLAS habían ido arañando votos a los oficialistas en los últimos años (entre 2003 y 2005 el sector afín a Astals pasó de controlar el 62% al 55%), la reciente escisión sufrida por el bloque dominante ha supuesto que en la asamblea de CLAS, que acaba de ser renovada, críticos y oficialistas se repartan el poder al 50%.

En la junta rectora Velasco tiene mayoría holgada: le son afines 7 de los 11 miembros de este órgano de gobierno, a expensas aún de cubrir una vacante. Pero en la asamblea, por donde necesariamente ha de pasar cualquier propuesta de futuro, el escenario es de bloqueo, de no mediar un pacto previo entre la mayoría oficial y los dos sectores opositores.

6.500 soci os sin vacas

Velasco ha hecho ya un llamamiento al diálogo, que también reclaman los críticos. Pero aún hay heridas -muchas de ellas, personales- por cicatrizar. Y sobre todo les distancia la divergente concepción de por dónde ha de ir el futuro.

Un informe, muy polémico, elaborado el año pasado por el economista Álvaro Cuervo y el abogado Pedro de Silva, y en el que los críticos ven la influencia de Pedro Astals, plantea la necesidad de reformar la estructura jurídica de la sociedad agraria de transformación (SAT) para dar encaje legal a los 6.500 socios que ya no tienen actividad ganadera. Los críticos defienden que CLAS debe seguir siendo una organización de naturaleza cooperativa o análoga y, sobre todo, que debe conservar a toda costa la mayoría de control en el grupo industrial, la sociedad anónima CAPSA, participada por CLAS (56,39%), el grupo francés Bongrain (27,0%), Cajastur (10,9%) y Caja Rural de Asturias (5%).

CAPSA, que fabrica los productos lácteos Central Lechera Asturiana, Ato y Larsa, cuenta con fábricas en Asturias (4), Galicia (2), Andalucía (2) y Cataluña (1), amén de otra en construcción en Menorca, en las que emplea a 1.575 trabajadores, de los que 870 están en Asturias. El sector oficial de CLAS niega que su propósito sea destruir la naturaleza cooperativa de CLAS para convertirla en una sociedad anónima, pero no enfatiza tanto la necesidad imperiosa de que mantenga la mayoría absoluta del capital de CAPSA.

Astals, que próximamente dejará la dirección general de CLAS para concentrarse sólo en CAPSA; viene defendiendo la necesidad de que este grupo lácteo siga creciendo como única posibilidad de supervivencia ante el creciente estrechamiento de los márgenes. El consumo de leche líquida per capíta está cayendo en España de forma constante desde hace años y aunque CAPSA, lider nacional en ventas, sigue ganando poco a poco cuota de mercado, se enfrenta a la creciente presión de las marcas blancas y el recorte de márgenes que impone la gran distribución. Lo mismo ocurre en otros segmentos de productos, caso de nata y mantequilla, en los que también es líder, y en yogures y otros derivados, en el que es segundo operador. En 2006 CAPSA estancó su facturación (sólo creció el 0,5%) y redujo sus beneficios el 6,5%. La rentabilidad sobre ventas fue de sólo el 1,96%. Apenas obtuvo 13,4 millones de beneficio neto sobre unos ingresos totales de 683 millones.

El crecimiento vegetativo por la vía de ganar cuota de mercado es insuficiente para sostener los beneficios y el proyecto de Astals pasa por ir a fusiones y adquisiciones, pero esta opción estratégica conllevaría una pérdida de peso accionarial de CLAS en CAPSA -posibilidad a la que se oponen los críticos-, salvo que la cooperativa fuese capaz de generar recursos y una fortaleza financiera que le permitiera acudir a futuras ampliaciones de capital de CAPSA para seguir conservando más del 51% de su accionariado. Éste, y no otro, es el debate crucial al que están abocados los 7.800 ganaderos de Central Lechera Asturiana, divididos en dos bandos al 50%. Bertino Velasco acaba de anunciar la constitución de una mesa paritaria entre oficialistas y críticos, y entre ganaderos activos y pasivos, para discutir el futuro. De que sea posible o no el consenso en CLAS dependerá la capacidad de CAPSA para seguir liderando el mercado lácteo nacional.

El nuevo presidente de Central Lechera Asturiana ( CLAS), Bertino Velasco.
El nuevo presidente de Central Lechera Asturiana ( CLAS), Bertino Velasco.EFE

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