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Entrevista:VUK JEREMIC | Ministro de Exteriores de Serbia

"Con Kosovo pueden volver a estallar los Balcanes"

Guillermo Altares

Cuando a principios de año, la ONU presentó su plan para el futuro de Kosovo, que preveía una independencia supervisada para la provincia serbia administrada por la comunidad internacional desde 1999, casi todo el mundo pensaba que la resolución del problema era cuestión de semanas. Sin embargo, los meses pasan y la situación permanece bloqueada.

Moscú amenaza con vetar en el Consejo de Seguridad cualquier plan que prevea la independencia de la provincia serbia de mayoría albanesa, mientras que el Gobierno de Belgrado de unidad, que reúne un espectro político que va desde la izquierda a la derecha nacionalista, mantiene su posición original: "Más autonomía y menos independencia". La UE y EE UU abogan por la independencia, pero no han logrado que ni Moscú ni Belgrado flexibilicen su posición, mientras que Pristina asegura que sólo aceptará la ruptura. Ayer mismo Rusia volvió a rechazar un nuevo borrador en la ONU.

"La solución que proponemos es la mayor autonomía posible de Kosovo, que incluya el ingreso en instituciones internacionales"
"El 90% de los electores de Serbia votó a partidos con una posición firme sobre la provincia, y que van de la socialdemocracia a la ultraderecha"

"La única solución posible al problema de Kosovo es a través de un compromiso", explica el ministro de Asuntos Exteriores serbio, Vuk Jeremic, que ayer visitó Madrid dentro de una gira que le ha llevado a varias capitales de la UE. "Una solución impuesta o unilateral en Kosovo podría provocar un nuevo estallido de los Balcanes", agrega. A sus 32 años, Jeremic, formado en Reino Unido y EE UU, representa a una nueva generación de políticos serbios mucho más preocupados por el futuro, el desarrollo económico y el ingreso en la UE que por las brumas de los fantasmas balcánicos. "El mensaje fundamental es que el futuro europeo de Serbia es nuestra más absoluta prioridad", asegura para resumir la idea que pensaba transmitir durante su visita a España. Sin embargo, Kosovo sigue siendo un asunto intocable, aunque también un callejón sin salida ya que el camino de Serbia hacia la UE -Francia lo reiteró el martes- no se allanará hasta que este problema se cierre.

"No creo que sea muy difícil explicar en España los peligros del unilateralismo y de la filosofía que acompaña la amenaza de la fuerza. Lo que está ocurriendo es que los albaneses de Kosovo están amenazando con la fuerza. Insisten en que o consiguen la independencia de Serbia o harán uso de la fuerza. Es una filosofía muy peligrosa, que no debe ser tolerada y de hecho no es tolerada en muchos lugares de Europa, incluyendo España", asegura. "No creo que a la UE le interese una situación de inestabilidad en los Balcanes, otro conflicto".

"La solución que proponemos es la mayor autonomía posible de Kosovo, que incluya el ingreso en instituciones internacionales, como el FMI. Nosotros no queremos renunciar a una parte de nuestro territorio, como no lo haría ningún país: Francia, Corea, España... La inmensa mayoría de los serbios tiene sentimientos muy fuertes sobre Kosovo. En las elecciones de enero, más del 90% de los electores votó a partidos que tienen una posición muy firme sobre Kosovo y que van desde la socialdemocracia y el centroizquierda hasta la ultraderecha. Kosovo estuvo en el centro del debate electoral", agrega Jeremic.

"La única solución es a través de un compromiso", insiste el ministro de Exteriores. "Mucha gente ve a Kosovo como el último capítulo de la crisis yugoslava y debemos estar seguros de que no van a abrirse nuevos capítulos", añade Jeremic, quien cree que las negociaciones entre serbios y albanokosovares han estado marcadas por un "pecado original", el plan del mediador internacional, el finlandés Martti Ahtisaari, que apostaba desde el principio por la independencia supervisada como única salida.

"Hay gente que dice que la distancia entre los albaneses y los serbios es la mayor del mundo y es algo que no compro. ¿Quiere esto decir que las diferencias entre palestinos e israelíes son más pequeñas y que por eso merece la pena invertir tiempo en buscar un acuerdo de paz? ¿Entre suníes y chiíes en Irak? Creo que es una cuestión de voluntad política".

Jeremic pertenece a un Gobierno de unidad que tardó casi cinco meses en formarse. De hecho, el acuerdo se produjo a punto de cumplirse el plazo que obligaría a la convocatoria de nuevas elecciones. Pero Jeremic asegura que, pese a la diferencia de tendencias, el Ejecutivo se mantendrá en pie. "En cualquier lugar se tarda mucho tiempo en formar una gran coalición, sobre todo cuando la situación es delicada".

El ministro de Exteriores serbio, Vuk Jeremic, ayer en Madrid.
El ministro de Exteriores serbio, Vuk Jeremic, ayer en Madrid.LUIS MAGÁN

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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