Diluvio en Vallecas
5.000 personas participan en la séptima edición de la Batalla Naval del barrio
Si pasas, te mojas. Firmado: Cofradía Marinera de Vallecas. La advertencia en los carteles era clara. Los vallecanos tenían que pasear ayer por su barrio en bañador y chancletas. E ir armados hasta los dientes. No hacerlo era exponerse a ser rociados, bombardeados y convertidos en blancos del lanzamiento de agua desde cualquier tipo de recipiente. La Guerra, aunque inofensiva, era de todos contra todos. El único peligro: resfriarse.
La séptima edición de la Batalla Naval de Vallecas Puente (234.000 habitantes) reunió ayer a más de 5.000 personas, según la organización de la iniciativa. Mójate por el cierre de la Parroquia de Entrevías era el lema de la guerra de este año. El arzobispado de Madrid decretó que esta parroquia se reconvirtiera en un local de Cáritas. Una idea que no gusta a los vallecanos. "Todas las iglesias tendrían que ser como esta y ayudar a la gente que más lo necesita. Las demás sólo son para ganar dinero", se queja Pedro (31 años), un vallecano armado con dos pistolas de agua que no se ha perdido ni una batalla naval desde que esta fiesta del agua empezó a celebrarse en el barrio.
La fiesta retó a los vecinos a 'mojarse' por la 'parroquia roja' de Entrevías
El presidente honorario de la Cofradía, Luis Farnox, también tuvo palabras para la llamada parroquia roja en su pregón: "Aquí hay curas de paisano y obreros de la fe", gritó. "Su cierre responde a la orientación de extrema derecha de la iglesia católica, apostólica y de las JONS", añadió.
Los vallecanos se alzaron ayer en pie de guerra acuática. Lo llevan haciendo seis años. Se han mojado por Palestina, el Sáhara y en contra del chapapote. Armados con grandes pistolas, globos y barreños, familias enteras mojan a cualquiera que se interpone en su camino.
Ronald (13 años) va en bicicleta y con una bombona en la espalda conectada a una pistola de agua. "Así mojo a más gente", dice orgulloso. Aunque no sólo los transeúntes que seguían el pasacalles atacaban. Cuatro barcos piratas sobre ruedas rociaban con mangueras. Imposible sobrevivir seco.
Al final del recorrido, en la calle del Payaso Fofó, seis cisternas de agua colaboraban en la batalla. En total, se gastaron 48.000 litros de agua concedidos por el Ayuntamiento de Madrid.
¿Un despilfarro? Según un portavoz de la cofradía, no. "Una sola piscina en un chalet tiene 132.000 litros y sólo la disfruta una familia. Aquí somos 5.000", sentenció orgulloso.
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