Sarkozy vende en Argelia y Túnez una Unión Mediterránea a espaldas de Europa
El presidente francés ve su proyecto como alternativa al ingreso de Turquía en la UE
Nicolas Sarkozy ha retornado al Elíseo tras su viaje a Argelia y Túnez asegurando que su idea de crear una Unión Mediterránea que estreche lazos entre la UE y los países de la otra ribera cuenta ya con el ardiente apoyo de dos presidentes magrebíes. Abdelaziz Buteflika y Zine el Abidin Ben Alí han guardado respetuoso silencio. Europa, mientras, espera con expectación y muchas dudas el desarrollo de un plan de acercamiento del que sigue sin tener noticias fiables y que Bruselas ve plagado de dificultades. Al fondo, Turquía, a la que Sarkozy ofrece la Unión Mediterránea como alternativa a la UE.
"Creo poder decir que el presidente Buteflika se ha convertido en un ardiente defensor de esta idea, y lo mismo puede decir del presidente Ben Alí", declaró en Túnez Sarkozy al final de una intensa jornada del martes en la que se entrevistó con ambos mandatarios en sus respectivas residencias. Su programa preveía continuar viaje a Marruecos, pero infructuosamente. Rabat no dio explicaciones sobre la cancelación de la visita, aunque fuentes diplomáticas aluden al malestar causado porque el presidente, en su primera salida fuera de Europa, hubiera dado preferencia a Argel sobre Rabat en su agenda y calendario.
La visita a Argel se ha saldado con el propósito presidencial de establecer una especial relación política y económica (con fuerte componente energética) con el país magrebí, algo también deseado por Argelia. Eso podría ser un ejemplo, a escala bilateral, de la nueva relación que Sarkozy pretende establecer entre la UE y los otros ribereños del Mediterráneo. De Túnez salió el presidente sin compromisos concretos.
La idea de un reforzamiento de la relación fue lanzada por el hoy presidente ya el año pasado en Rabat, recuperada en febrero en un mitin electoral en Tolón y remachada vibrantemente en la misma noche de su triunfo electoral cuando se dirigió "a todos los pueblos del Mediterráneo" y dio por llegada la hora de "construir una Unión Mediterránea que sea un vínculo de unión entre Europa y África".
El proyecto apenas ha sido esbozado y Antonio Missiroli, politólogo del European Policy Center, un centro de análisis de Bruselas, estudioso de la Política de Vecindad, con la que el proyecto de Sarkozy se solapa como también lo hace con el atribulado Proceso de Barcelona, percibe un doble ingrediente en la idea presidencial: "En el ámbito interno francés, mostrar a la población de origen árabe que Francia juega un papel importante en el Mediterráneo y que quiere ayudar a esos países; en la escena europea, repartirse las áreas de influencia con Alemania, que quedaría como país líder de los que están volcados hacia el Este, mientras que París se reserva análoga función para el sur".
Entrevista con Solana
Sarkozy va a recibir hoy en el Elíseo a Javier Solana, coordinador de la política exterior de la UE, y ahí tendrá una ocasión de explicar sus ideas, que no figuran en la agenda oficial de temas a tratar. Medios europeos dicen desconocer completamente el proyecto y una fuente diplomática, que requiere el anonimato, manifiesta sus dudas sin morderse la lengua: "Espero que ellos sepan en qué consiste; lanzan ideas y luego las llenan de contenido en función de lo que convenga".
Missiroli aventura que el presidente francés sólo pondrá papeles sobre la mesa una vez concluya la Conferencia Intergubernamental que debe allanar el camino al Tratado reformado de la Unión y en el contexto del debate sobre las fronteras de la Unión, que "será el debate para discutir de forma indirecta sobre la futura relación de la UE con Turquía". Sarkozy se ha manifestado siempre de forma vehemente contra la adhesión de Turquía a la UE y lo que busca con su idea de Unión Mediterránea es ofrecer un anclaje europeo al país eurasiático. La primera reacción de Ankara fue rechazar esa alternativa a la plena integración en la UE.
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