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El euro marca un máximo desde su creación por la debilidad del dólar

La fortaleza de la moneda europea reducirá la factura del petróleo

Claudi Pérez

Hacer turismo en Estados Unidos es hoy un 4% más barato que a finales del año pasado. La razón: la debilidad del dólar. El euro rompió ayer su máximo histórico y llegó a cotizar por encima de los 1,37 dólares, ante los problemas de la economía estadounidense. El impacto es aún reducido para las empresas -aunque en algunos sectores, como el turismo nacional y la industria, puede dejarse notar-, e incluso será positivo para el bolsillo del consumidor: reduce la factura del petróleo y la inflación en general. E invita a viajar al área dólar.

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Llegar con 100 euros en la cartera a las tiendas de la Quinta Avenida de Nueva York cunde hoy más que nunca: al cambio actual, se obtienen 137 dólares, cinco más que a finales del año pasado. La cotización de la moneda europea hizo añicos su máximo histórico y llegó a marcar los 1,374 dólares durante la sesión de ayer. Y todo apunta a que siga en ascenso.

La subida es un arma de doble filo: templa la factura del petróleo y eleva el poder adquisitivo de los europeos, pero a la vez penaliza a los exportadores del Viejo Continente. "Para el bolsillo del consumidor es positivo: el petróleo incide directamente sobre la inflación, y si se controlan los precios, no será tan necesaria la subida de los tipos de interés -y su temida repercusión sobre las hipotecas- que planea el Banco Central Europeo", resumió Pablo Guijarro, de Analistas Financieros Internacionales.

Los mercados no hacen más que reflejar las debilidades de la economía estadounidense. Curiosamente, el bricolaje fue ayer el detonante que hizo sonar las alarmas en el mercado de divisas. En la apertura de Wall Street, The Home Depot, una gran empresa norteamericana de ese sector relacionado con las reparaciones del hogar, anunció una reducción de sus beneficios para final de año por la caída del consumo y la desaceleración de la vivienda en EE UU. Lo mismo hizo otra gran cadena de distribución, Sears. Ese tipo de noticias acabó haciendo mella en la cotización del dólar.

"Los mercados interpretan estas informaciones como una fuente adicional de problemas. La posible caída del consumo se une a la crisis inmobiliaria, y el dólar ha acabado reflejando esta situación", explicó José Carlos Díez, de Intermoney.

La consecuencia es la extrema debilidad de la moneda estadounidense. Nada nuevo: el dólar ya rozó el mínimo histórico en abril con la crisis de las hipotecas de alto riesgo. "Los americanos no están habituados a un dólar débil, pero, una vez se rompe el techo, lo normal es que la moneda siga cayendo, e incluso puede llegar al listón de los 1,40 dólares por euro", afirmó Díez. "Por encima de ese cambio, las empresas europeas pueden empezar a sufrir", dijo.

Los efectos del actual escenario son ambivalentes, aunque los expertos consultados coinciden en quitarle hierro a la situación. Guillermo de la Dehesa, presidente del Centre for Economic Policy Research, aseguró que para las empresas, "el tipo de cambio influye, pero también aspectos como los costes laborales y, en definitiva, la competitividad". "Van a sufrir las empresas cuyas exportaciones van a Estados Unidos y al área dólar, pero son las menos: el 75% de las ventas al exterior españolas van dirigidas a la UE", dijo.

Los analistas coinciden en que la revalorización del euro perjudica especialmente a la industria y, sobre todo, al sector turístico. Los principales competidores del sol y playa españoles se localizan en el área dólar: la Riviera Maya y el Caribe. España pierde atractivo frente a estos destinos para un turista estadounidense, porque todo es más caro. Y para el turista español, la Quinta Avenida es más asequible que nunca.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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