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Hamás logra la liberación del periodista de la BBC tras 114 días de cautiverio en Gaza

"Ha sido atroz, aterrador. Amenazaron varias veces con matarme", relata el corresponsal

Más delgado, con cabello largo, fatigado, pero entero, Alan Johnston, corresponsal de la BBC en Gaza, fue liberado ayer tras permanecer retenido 114 días en manos del Ejército del Islam, una organización armada de obediencia e intereses turbios. La dirección de Hamás puso fin al secuestro más largo de un ciudadano occidental en Gaza. Con esta operación, el movimiento fundamentalista palestino pretende ganar crédito ante la comunidad internacional. Johnston, que ha cubierto 27 secuestros en la franja, resumió el calvario sufrido en la habitación de dos por dos metros: "Ha sido atroz".

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Alrededor de las cuatro de la madrugada hora local (una hora menos en la España peninsular), los secuestradores cedieron a la creciente presión del Gobierno de Hamás (que no reconoce el presidente palestino, Mahmud Abbas, ni la comunidad internacional) y entregaba al corresponsal británico. El lunes fue detenido el portavoz del Ejército del Islam, controlado por la familia Dogmush, y el martes, milicianos de Hamás rodearon el barrio donde reside dicho clan en Gaza. "Estoy completamente seguro de que si Hamás no hubiera intervenido, aún estaría en esa habitación. Hamás tiene un amplio programa para mantener la ley y el orden. ¡Y Dios sabe cómo necesita esto Gaza!", dijo Johnston.

Nada más ser liberado, el periodista fue conducido a la casa del primer ministro de Hamás, Ismail Haniya, en el campo de refugiados de Shati. Los líderes islamistas no cabían en su gozo. El corresponsal respiraba tranquilo: "Fui liberado hace dos horas. Ha sido una experiencia atroz. En ocasiones aterradora. Amenazaron mi vida de varias maneras y varias veces. Mantener la mente en su lugar fue una constante batalla. (...) Soñé muchas veces ser liberado y siempre regresaba a esa habitación. Es algo asombroso ser libre".

Por la tarde, en una conferencia de prensa en Jerusalén, relató el cautiverio. "Fue como si lo hubiera vivido antes porque lo había imaginado muchas veces. Ahí estaba yo, con la espalda pegada al asiento y con una capucha en la cabeza", contó el periodista escocés de 45 años. Se entrevistó con el líder del clan una vez (la primera noche tras su secuestro el 12 de marzo) durante 15 o 20 minutos.

"Por supuesto que te preguntas cómo acabará", aclaró. Fue forzado a leer frente a las cámaras de vídeo las condenas a Occidente y a Israel que sus captores le escribían. Le obligaron a colocarse un cinturón con una aparente carga de explosivos. Durante 24 horas fue encadenado a la pared. Y fue golpeado por sus secuestradores en el vehículo minutos antes de la entrega a los milicianos de Hamás.

En Gaza era Alan. Todos le conocían y sacaban a relucir con pesar el asunto del secuestro, un motivo añadido que agravaba la penosa situación económica de la franja. El periodista agradeció las campañas organizadas en Gaza y en todo el mundo para exigir su liberación. Y terminó diciendo que, en calidad de periodista, después de tres años de residencia en este territorio, no regresará a la franja.

Se seguirá hablando de los autores porque la naturaleza del Ejército del Islam es más que extraña. Reivindicó junto a Hamás la captura del soldado israelí Gilad Shalit, en junio de 2006. Pero una disputa de los líderes del clan Dogmush con los dirigentes de Hamás separó sus caminos. Sus exigencias iniciales para poner en libertad a Johnston se reducían en principio a un puñado de millones de euros. Pero a partir de las primeras semanas de cautiverio comenzaron a exigir la liberación de un imán suní encarcelado en el Reino Unido por sus supuestos vínculos con Al Qaeda. Y mientras los dirigentes de Al Fatah comentan que la operación ha sido un montaje y que Hamás y el Ejército del Islam son cómplices, los dirigentes islamistas apuntan al que consideran su único enemigo.

Los islamistas culpan a Abbas

Hace poco más de dos semanas, Jalil Nofal, el dirigente de Hamás que condujo las negociaciones con el clan Dogmush, apretaba los dientes cuando hablaba con este diario sobre el secuestro. Unas horas antes se había estropeado la liberación. Y apuntó con nombre y apellidos al culpable del fracaso: Mohamed Dahlan, ex jefe de los desmantelados cuerpos de seguridad en Gaza leales al presidente Abbas. "Llegamos a un acuerdo con los Dogmush y a última hora se echaron atrás. Sabemos que Dahlan tiene contacto directo con los captores. Es evidente que pretende seguir jugando el papel desestabilizador que ha desempeñado desde que llegamos al Gobierno", comentaba Nofal. Fuentes de la ONU confirmaron, sin citar a nadie, que los Dogmush recibieron entonces una llamada desde Ramala que frustró la liberación.

En todo caso, no puede compararse el comportamiento de los milicianos del Ejército del Islam con la actitud de los suicidas de Al Qaeda. Y no parece que interese a Hamás la irrupción de una organización tan fanatizada, capaz de entorpecer aún más los proyectos políticos de los fundamentalistas palestinos. Estas organizaciones tienen difícil arraigar en la franja de Gaza.

EL PAÍS
Johnston, tras ser entregado en la madrugada del miércoles a las fuerzas de seguridad de Hamás en Gaza.
Johnston, tras ser entregado en la madrugada del miércoles a las fuerzas de seguridad de Hamás en Gaza.REUTERS

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