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Reportaje:

Las clínicas privadas buscan turistas

Casi medio millar de oficiales del ejército argelino vienen todos los años a Barcelona para hacerse una revisión ocular en la clínica Barraquer. Hace casi dos meses, el primer ministro de Ucrania, Victor Yanukovich, estuvo en la capital catalana para tratarse de la artrosis que sufre en una rodilla. Son dos ejemplos del prestigio de la ciudad en el campo de la medicina. Pero hasta la fecha Barcelona no ha sabido aprovecharla.

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La asociación Barcelona Centro Médico (BCM), que se creó hace veinte años con las 20 principales clínicas privadas de Barcelona para promover la ciudad como centro sanitario a mundial, ha lanzado una ofensiva para poner la ciudad en el mapa mundial del turismo sanitario. Que se conozca Barcelona en todos los rincones del planeta por las obras de Gaudí, por poner un ejemplo, pero también por su equipo de oftalmólogos, y que el turista adinerado que cruza el Atlántico para ver la Sagrada Familia aproveche para operarse de cataratas.

El cluster hospitalario catalán es muy potente en oftalmología, la especialidad más demandada (29% de las consultas), seguida de la cirugía plástica y estética (21%), cardiología, ginecología y oncología, con el 10% cada una.

Las clínicas asociadas a BCM (véase el cuadro) recibieron en 2006 casi 3.000 pacientes, que generaron una economía inducida -en actividades turísticas- de 12,5 millones de euros, según la asociación. El objetivo es duplicar el número de pacientes y de ingresos en 2010.

"Mucha gente va a operarse a Houston (EE UU) creyéndose que es Lourdes, cuando históricamente en Barcelona hemos tenido grandes médicos y muy buena tecnología", explica el doctor Fernando Echevarne, presidente de la asociación y fundador del conocido laboratorio que lleva su nombre.

Houston, Cleveland o Montpellier son las principales competidoras de Barcelona. "Pero nuestros precios son más competitivos", subraya Echevarne. El 40% más barato que la media de la Unión Europea, asegura la asociación. En Alemania, por ejemplo, el precio de una operación de cirugía refractiva (para miopía con láser) doble ronda los 5.000 euros; en Barcelona, con 1.800 euros basta.

"No nos queda otra solución que impulsar la asociación", alienta Echevarne.

BCM ha profesionalizado su gestión con la recién incorporación de un director ejecutivo, Jaume Tort, y está aumentando su presencia en congresos de operadores turísticos y visitas a países para recabar turistas. Acaba de suscribir un preacuerdo con Natalie Tours, que trabaja para las 200 principales agencias de viajes de Rusia, para que "deriven turistas-pacientes a Barcelona, en lugar de a Alemania o Austria", explica Joaquim Maria Gabarró, director general de Fiatc y miembro del comité ejecutivo de BCM. El 60% de los pacientes de la asociación proceden de la UE -especialmente de Italia, por las limitaciones legales del país a la fecundación in vitro-, el 26% de Oriente Próximo y el norte de África y el resto, de las repúblicas ex soviéticas, EE UU y América Latina. BCM también está negociando la entrada de Iberia en la asociación, así como su ampliación a centros de wellness o bienestar.

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