¡Esto es la osa!
En los círculos del obispado y otras zonas afines de la derecha madrileño-genovesa ha caído muy mal la mera sugerencia -avalada por algunos documentos de difícil verificación sexual- de que nuestro más acendrado icono ciudadano, el Oso que se yergue junto al madroño, podría ser una osa. Si la iglesia católica le cierra el paso litúrgico a la mujer, impidiendo que haya sacerdotisas junto a los sacerdotes, tiene su lógica (de ellos, quiero decir gramaticalmente) que lo de la osa les haya puesto patas arriba, en un momento además en que los obispos tienen todas sus energías concentradas en conseguir la deseducación de la ciudadanía juvenil.
¿Qué porcentaje de osos habrá en el sacerdocio español? La pregunta se me ha ocurrido porque estamos en la Semana del Orgullo Gay, y también a cuento de la creciente visibilidad que los homosexuales gruesos y con pelambre en el pecho (llamados en el argot propio osos) están adquiriendo dentro del colectivo gay-lesbiano; algo que, si se piensa, es congruente anatómicamente: lo peludo se ve más que lo lampiño. El ambiente festivo del Orgullo es este año más notable que nunca, y no sólo en Chueca, ampliado por el hecho de que coincide con el Europride: dicen los sabedores de estas cosas que la cifra de dos millones de participantes que se ha avanzado se quedará corta. Y me confirman, por cierto, sus organizadores, que no se espera hoy la presencia, ni en cabeza ni en ningún otro punto del cuerpo manifestante, de Mariano Rajoy u otros grandes nombres de la cúpula cardenalicia del PP; tampoco del conspicuo líder de la AVT señor Alcaraz (¿monseñor? ¿su señor?), a pesar de que la homosexualidad tiene una tenebrosa y trágica historia de persecución social y exterminio que ni mucho menos ha terminado, en España y en el resto del mundo. Es de temer que tanto Rouco Varela y Cañizares, o el trío Aznar-Acebes-Alcaraz, no habiendo sido en su infancia educados para la ciudadanía, ignoren los básicos derechos a la igualdad y la dignidad que los gays, las lesbianas y los transexuales reclaman con toda justicia.
Si la Iglesia católica le cierra el paso litúrgico a la mujer, tiene su lógica que lo de la osa les haya puesto patas arriba
La hipocresía del PP no le impide poner una vela a Dios y otra a La Prohibida, la reina de las 'drags queens'
Sin embargo, los festejos del Orgullo Gay tuvieron un comienzo sorprendente y -según de dónde se mire- esperanzador. Me refiero a la impagable foto que vimos en los periódicos y en la que, quizá para capitalizar los 100.000 euros aportados por su partido al programa de actos, se retrataba ante las cámaras el encorbatado concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid (José Enrique Nuñez, de Centro) flanqueado por Marta Sánchez y la Terremoto de Alcorcón, vestidas ambas de tal modo que no se sabía cuál de las dos iba más drag. ¿No eran incompatibles los conceptos pepé y travestón (por mucho que este último rime con Gallardón)? Yo diría que lo siguen siendo, si no recordáramos que, pasadas las elecciones municipales con el resultado de todos conocido, el PP sólo piensa ya en arañar de cualquier manera cualquier voto en las generales del 2008 (Rajoy acaba de afirmarlo), y la hipocresía que han demostrado en cuestiones de moral, educación y sexualidad no les impide poner una vela a Dios y otra a La Prohibida, para mi gusto la reina de las drag queens madrileñas.
Mientras los eclesiásticos andan dirimiendo el sexo de los osos, acostumbrados como están -por sus ángeles- a estas disquisiciones tan fundamentales, la gente de Madrid se prepara para la manifestación de esta tarde, que no se limitará, como viene siendo habitual en los últimos años, a contar entre sus integrantes a los hombres y mujeres homosexuales (del mismo modo que el pasado jueves 21, en el concierto del extraordinario y ostentosamente gay cantante americano Rufus Wainwright, el público era intercambiable con el de cualquier otro concierto pop sin denominación de género). Muchos heterosexuales que conozco no sólo asisten a las verbenas, exposiciones, coloquios y marchas del Orgullo Gay sino que creen que esta última semana de junio se ha ganado el derecho, por la amplitud y vivacidad de sus actos, a sustituir en el calendario festivo madrileño a las patronales de San Isidro. ¿Isidro? ¿Isidra? De momento nadie pone en tela de juicio la virilidad del santo patrón, pero, ¿y el madroño? Si se fijan ustedes bien en el escudo, la figura os@ está alzando sus patas hacia las frutas del árbol, y ya sabemos que para la internacional integrista todo fruto es prohibido. Todavía más éste, que produce un dulzón pero delicioso licor alcohólico.
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