_
_
_
_
Reportaje:

Memoria histórica y vivienda digna

A Coruña homenajea al cooperativismo republicano en el barrio de Monte Alto

Mirar el pasado con vistas al futuro. La Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica (CRMH) quiso ayer impregnar de actualidad, con una reivindicación "siempre viva" del derecho a una vivienda digna, la conmemoración de uno de los episodios más sangrientos y desconocidos de la represión franquista: la caída y desmantelamiento hace 70 años de la potente red de sindicalistas, anarquistas y republicanos que, desde el barrio coruñés de Monte Alto, a los pies de la Torre de Hércules, organizaron en la clandestinidad la resistencia al poder nacido del golpe de Estado de 1936.

Amenizada con recitales poéticos, lectura de textos y música, el recorrido ayer por diez lugares emblemáticos que albergaron aquel movimiento libertario finalizó en el Campo de Marte rescatando del pasado lo que podría ser ejemplo para un futuro inmediato: el cooperativismo obrero que logró en la década previa a la Dictadura la cesión de suelo público para construcción de viviendas, como las llamadas casas baratas que aún permanecen en el corazón de este barrio con carácter de A Coruña, hoy acechado por el fantasma de la especulación. El derecho a tener un techo bajo el que vivir sigue hoy tan acuciante, recordó el arquitecto Xosé Lois Martínez Suárez, como cuando la dictadura cercenó aquel proyecto de "ciudad satélite" de un millar de casas en A Coruña, que Ramón Maseda, el dirigente socialista e impulsor del cooperativismo obrero había diseñado para, según declaraba en su manifiesto de 1935, "hacer frente único y resolver de una vez el problema de la vivienda".

Los obreros lograron que les cediesen suelo público para construir sus casas

Más de 400 personas realizaron ayer esa ruta por la memoria histórica del movimiento antifranquista de A Coruña, que con el escritor y actor Lino Braxe de conductor, comenzó en la Plaza de la Leña (rebautizada de España durante el franquismo) con una breve introducción del escritor Manuel Rivas sobre el carácter de Monte Alto -"el Far West de A Coruña"- y de sus gentes, como los hermanos Lexía que fueron de los primeros fusilados y paseados por la represión franquista.

Cuando Franco tomó el poder, el sindicato CNT sumaba 15.000 afiliados en una ciudad, por aquel entonces tenía 90.000 habitantes. Durante casi un año, hasta que un soplo a la policía dio lugar en julio de 1937 a uno de los episodios más dramáticos de represión y ejecuciones, anarquistas, sindicalistas, republicanos y hasta miembros de logias masónicas se concentraron en este barrio obrero para organizar la resistencia, fugas a través del mar e incluso intentos de rebelión en cuarteles militares. Las mujeres de Monte Alto desempeñaron un papel trascendental en aquella red de apoyo a los represaliados y fugitivos, como Basilia Álvarez, A Corales, una pescadera miembro de la sección coruñesa Mujeres Libres que fue, como tantas de sus vecinas, condenada a 20 años de prisión.

Hubo ayer una parada ante su casa, como también ante la panadería de la calle de la Torre, donde Joaquín, simpatizante libertario, daba cobijo y trabajo a los afiliados de la CNT, o ante el antiguo cine Hércules, lugar de encuentro de los vecinos de Monte Alto y sede de un logia masónica llamada Pensamiento y Acción. Además de otros muchos protagonistas anónimos, hubo en esta ruta por la memoria histórica "con vistas al futuro, lugar para reivindicar, una vez más, la desaparición del callejero de A Coruña de todos los nombres y recuerdos del franquismo".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_