De hierbas y otras cositas
Lo maravilloso de las herboristerías es saber que en esos frascos enormes de cristal se guardan hierbas milenarias que nos proporcionarán la cura a nuestros males; y si no, al menos tener el consuelo del herbolario que nos escucha más tiempo que el médico de la seguridad social.
"Mire, me duele el hígado. Últimamente he hecho muchas rabietas. Tuve un problema personal muy gordo y desde entonces se me ha inflamado mogollón". La mujer se queja tocándose el colon, entonces la herbolaria ha de explicarle que el hígado está en otra parte, pero como no es el momento para clases de anatomía, le da un preparado para desinflamar el estómago, después de escuchar con paciencia el rosario de síntomas que lleva la mujer y quien, después de recibir su bolsita con dicho preparado, sale despidiéndose con el semblante compuesto.
Una de estas herboristerías tradicionales es la de Maria Francesca Ubach Llansa, ubicada en la calle de Elisabets en Barcelona, donde tan sólo entrar, uno se traslada a principios del siglo pasado cuando su abuelo fundó la tienda hace 100 años.
El mobiliario se conserva original con sus estantes de madera y vidrio pintados en blanco. La báscula para pesar las hierbas y otras cositas es de mármol y latón, la misma con la que su abuelo medía las fórmulas que inventó para curar el colesterol, la circulación, depuración de hígado, resfriados y para calmar los nervios.
Las fórmulas las heredó Francesca para continuar con la tradición familiar y aunque casi todos los herbolarios en Barcelona utilizan combinaciones similares, hay diferencias entre uno y otro: "Te puedo dar los ingredientes, pero el secreto está en las cantidades y esas nunca te las diré", confiesa.
"¿Tiene algo para la garganta? Me quedé afónica", pide una joven latinoamericana que va acompañada por su madre. Francesca le ofrece el preparado del cantante, que lleva agrimonia, erísimo, malva, tomillo y algarroba americana, esta última excelente para suavizar la garganta.
El famoso preparado del cantante ha sido probado también, según cuenta Francesca, por el ex vocalista de Pink Floyd, Roger Waters: "Un día vinieron a dar un concierto y el cantante tenía un problema en la garganta. Vino uno de sus ayudantes y pidió un preparado con equinácea, agrimonia y miel. Él pidió directamente esas hierbas, así que se ve que conocen del tema".
A toda hora del día llegan personas que necesitan ayuda para el cuerpo y para el alma, pues como dice la herbolaria, "en esta época a diferencia de la de mi abuelo, la gente viene con mayores problemas de insomnio, alergias y depresión". Otras veces, la gente requiere un empujón de otro tipo: "Mira, los paquistaníes y los indios vienen por afrodisíacos. Un día uno me dijo que le diera una fórmula porque debía follar seis veces. Ya me conozco su ritual, primero viene uno y si les prueba bien llegan en grupo y compran todo lo que hay".
Francesca ha desarrollado dotes de adivina, pues en ocasiones es casi imposible descifrar lo que la persona necesita: "Mire usted, tengo una punzada en el esófago, algo así como una agrura que me va y me viene. Bueno, a veces se siente como burbujas, pero no sé. Como dolor muscular o estomacal. A veces arde. Porque cuando arde, arde. Me entiende, ¿no?", intenta describir un joven, mientras Francesca piensa en alguna pista más certera que le permita recetarle la pócima adecuada. Más tarde, entra un señor con acento ecuatoriano y casi con enojo le pide: "¿Tiene algo que sirva para bajar el colesterol?, porque salí con 290, ¡hostia!". "Sí, tengo, pero lo más importante es la dieta. ¿Come mucha carne, queso o embutidos?"
El señor se queda pensativo y le cuesta confesar que efectivamente a la hora de comer se lleva al trabajo su pan con mortadela y queso.
Tan difícil es convencer de que las hierbas ayudan, pero que no hacen milagros, como el descifrar el nombre de la planta que buscan muchos inmigrantes provenientes de países con tradición herbolaria. Y ahí está Francesca pidiendo información: "¿Tiene ramitas largas? ¿La flor es pequeñita o abierta? ¿ En su país se toma o se unta?".
Además de las innumerables especies de plantas que no existen en Europa, lo que no encuentra el inmigrante asiático, caribeño, africano y latinoamericano, en las herboristerías de España es el ingrediente místico que acompaña el uso de las hierbas.
En Barcelona no encontrará el ojo de venado para apartar las envidias, toloache para amarrar al novio, ruda para alejar los malos espíritus, palo dulce para endulzar el corazón, epazote para limpiar parásitos, el polvo ven a mí para recuperar al marido infiel y tampoco el curandero que acompaña con rezos cada preparado de hierbas, pero sí descubrirá la Rosa de Jericó para augurar un buen parto y la mirra o verbena para alejar las malas energías.
-¿Qué hará cuando se jubile?, pregunto a la encargada.
-¿Quiere que le diga algo? No somos imprescindibles. Las fórmulas están escritas, excepto una para las arrugas que se me perdió, así que, ¡ya se las daré a alguien que las sepa llevar bien!
Con Francesca finalizará la tradición familiar de los Llansa que por 100 años han dado cura a quien lo ha necesitado. Mientras tanto, los centenarios cajones de la herboristería, son guardianes de plantas y flores que esperan mitigar su dolencia.
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