Un codiciado paraje natural

València d'Àneu es uno de los ocho núcleos de población que conforman el municipio de Alt Àneu. Situada a 1.086 metros de altitud, entre los ríos Bonaigua y Noguera Pallaresa y al pie de las primeras rampas de la carretera que conduce al puerto de la Bonaigua, un paso cerrado durante muchos días en invierno debido a la nieve, la localidad vive principalmente del turismo relacionado con la naturaleza.

Las infraestructuras hoteleras y las nuevas urbanizaciones de segunda residencia se han multiplicado en los últimos 15 años.

La ampliación de los dominios esquiables de la estación de esquí de Baqueira-Beret hacia el norte del Pallars Sobirà ha aumentado considerablemente las expectativas turísticas de la zona.

Un territorio paradisíaco que en pocos años, coincidiendo con el paso por la alcaldía de Joaquim Llena, actual consejero de Agricultura, ha dejado su regusto bucólico para pasar a ser muy codiciado por la industria del esquí y del ladrillo. Llena ha sido uno de los principales aliados del modelo de crecimiento urbanístico que se está imponiendo en los valles de Àneu. Contrario a la reintroducción del oso pardo y a la ampliación de los espacios naturales protegidos, Llena ha defendido siempre los proyectos de ampliación del complejo invernal aranés y la construcción de nuevas urbanizaciones argumentando que el turismo llevará el progreso a una comarca deprimida y convertirá a sus vecinos en nuevos ricos.

En València d'Àneu, como ocurre en muchos pueblos de alta montaña, donde la naturaleza y el agua deberían ser su principal atractivo, uno de los problemas a los que se enfrentan los gobernantes es, paradójicamente, la falta de agua potable para abastecer las nuevas urbanizaciones que a menudo se levantan lejos de los núcleos de población.