Nacha Pop, segunda parte
Durante años fue el sueño húmedo de muchos promotores: sabían que una reunión de Nacha Pop funcionaría magníficamente, que existía un público masivo ansioso de ver a Antonio Vega y Nacho García Vega juntos sobre un escenario. Seguidores veteranos, pero también gente joven tocada por aquellos discos y la leyenda que gira alrededor.
Nacho García Vega reconoce que hubo ofertas económicamente apetitosas, pero "ninguna proposición tan poderosa como escuchar a chicas de 19 años pidiendo poder ver a Nacha Pop". El encargado de montar la gira actual es Víctor García, antaño manager de Andrés Calamaro: "No llegó ofreciendo millonadas, nos hizo un planteamiento honesto y realista. Cabe la posibilidad de visitar los países hispanoamericanos. Allí se ha alimentado la leyenda con detalles como la presencia de nuestra Lucha de gigantes en la película Amores perros".
"No me siento responsable de los riesgos que tome alguien inspirado por lo que entiende en mis canciones"
"Las canciones son hijos que se emancipan y se convierten en la banda sonora de la vida de mucha gente"
Se disparan los recuerdos. En México dieron quizá el mayor concierto de su vida, "50.000 personas en la plaza de toros Monumental. Llegamos al aeropuerto y había una multitud esperando. No creíamos que era por nosotros y nos metimos como pardillos en una locura de gente que nos rompía la ropa y nos tiraba del pelo. Los regalos que nos hacían... una chica quería donarme sus órganos, pero seriamente, con documentos".
Estamos en el local de ensayo donde se prepara el retorno. La grabadora hace esfuerzos para captar las palabras de Antonio: parece sufrir de descalcificación y habla encorvado. Pero su discurso mantiene cierta lógica. A finales de 2006, todavía declaraba que una unión de Nacha Pop estaba "muy verde". ¿Qué ha cambiado? "Yo siempre supe que llegaría este momento, pero debía ser algo espontáneo, una chispa que nos tocara simultáneamente". Nacho también cree en lo inefable: "Fue mirarnos a la cara, ver la fuerza que cada uno tenía por separado y decidirlo. Algo tan visceral como la decisión de disolvernos cuando las cosas nos iban bien. Habrá quien piense que, como yo he tenido menos eco en solitario, mi interés por juntar Nacha Pop era mayor. En absoluto. Por el contrario, vengo de lograr un gran éxito con el disco sinfónico La edad de oro del pop español y tengo en cartera mi mejor álbum desde 1988".
No les motivó la resurrección de tantos grupos nacionales (Los Ronaldos) o foráneos (The Police). Para Nacho, "eso era disuasorio. Somos muy soberbios: fuimos pioneros en rompernos y nos hubiera gustado serlo en recomponernos". Vieron desde fuera el declive de la movida. De sus compañeros de los ochenta, ¿qué grupo tuvo una trayectoria ejemplar? Sorpresa: coinciden en que "La Unión es un grupo envidiable".
En su ecuación ¿entra la nostalgia?: "No vamos a sonar como Nacha Pop en 1980, haremos música de 2007". Algo más de precisión, por favor. "Hemos comprado los pedales que teníamos en los ochenta, queremos recurrir a la misma tímbrica para hacer algo fresco. Vamos a sumar cinco músicos potentes y una corista, Cristina Narea, que estuvo en los últimos conciertos de Nacha Pop. Recuperamos canciones de cada uno en solitario, desde Lo mejor de nuestra vida a Suerte, y también habrá temas nuevos. Para no pillarnos los dedos, digamos que tocaremos entre dos y tres horas".
En estas reuniones parece existir un pudor a la hora de reconocer las motivaciones económicas. Aquí se reconoce el deseo de recurrir a sponsors, pero, a renglón seguido, se minimiza el deseo -perfectamente legítimo- de hacer caja. Nacho se irrita si se le pregunta por su modus vivendi durante los años sin Nacha Pop: "Me asombra que un periodista que se supone bien informado no sepa que la música me mantiene desde 1988. He sacado cinco discos, con el grupo Rico o bajo mi nombre. Dirigí un portal de música independiente en Internet, he producido. Presenté el mejor programa musical que se haya hecho en este país [Schhhh..., espacio patrocinado por Schweppes]. Superior al de Miguel Bosé, aunque tuviéramos menos medios. Además, los discos siguen en catálogo y se venden; no te permiten vivir sin trabajar, pero son cantidades muy agradables".
Para Nacho, "reunirse de nuevo manifiesta una continuidad que siempre ha existido. Por ejemplo, manteníamos la marca Nacha Pop, pagando las tasas correspondientes. Recuerda lo de Radio Futura: los hermanos Auserón vieron un día que la propiedad del nombre había pasado a un miembro del principio. Debieron pleitear para recuperar la marca. Yo me aseguré de que no pasara algo así".
Otros dos músicos formaban parte de Nacha Pop en 1980. A Carlos [Brooking, bajista] se le intentó enrolar en la aventura, "hasta le ofrecimos el papel de productor de los nuevos temas, pero está en el negocio de la joyería y no puedes largarte unos meses así como así". El cuarto, el baterista Ñete, es persona non grata. Nacho saca su filo: "Qué absurdo preguntar por él. Abandonó el grupo hace 22 años y se autoexcluyó. Ahora prefiere incordiar, protesta cuando un periódico usa una foto antigua para ilustrar la historia de nuestra reunión. Al final, lo que importa es que el batería que llevamos es infinitamente mejor que Ñete".
Antonio quiere remachar: "Nuestra magia consistía en que se trataba de un entretenimiento juvenil, ganas de tocar rock and roll sin pensar en hacer carrera. Empezamos a entender el berenjenal en que nos metíamos cuando firmamos con Hispavox y sufrimos muchas novatadas". Para Nacho, un grupo es algo más que equis músicos trabajando juntos: "Compartíamos una comunicación, un enfoque de las cosas, un humor. Entre nosotros nos llamábamos La Antonia, La Carla, La Nacha; de ahí viene el nombre, precisamente".
Pero el misterio es otro: ¿qué hace que esas canciones mantengan su magnetismo, incluso para gente que no vivía cuando se editaron, mientras que las de otros grupos se han quedado en piezas de época? Además estaba ese supuesto perfil de pijos que les alejaba de la masa. Antonio alega que "las canciones son hijos que se emancipan y se convierten en la banda sonora de la vida de mucha gente. Conservamos algún derecho sobre ellas, pero ya no sabemos qué significan para los demás".
Nacho apostilla: "Grupos como Radio Futura tenían una oferta monolítica, eran exactamente una cosa y nada más; en Nacha había una dualidad entre Antonio y yo que nos permitía llegar a un abanico más amplio de oyentes. Resultábamos más difíciles de etiquetar". El tópico sugería que Antonio se especializó en canciones atormentadas y que Nacho compensaba con las piezas hedonistas. Nacho advierte: "Había una parcela común, aparte de que esos papeles se trastocaban. Yo hacía canciones tremendamente serias, y Antonio, bueno, siempre era Antonio".
La poética de Antonio tendía hacia lo nebuloso: "Sí, hay varias posibilidades de interpretar lo que canto, y las canciones se desgastan menos". Antonio está lastrado por el título del disco de homenaje de 1993, Ese chico triste y solitario. "Lo detesto. Puedo tener un carácter bohemio y huir de ciertos actos, pero me considero sociable. Tampoco acepto lo de triste: por todas las desdichas que me han ocurrido, reivindico la euforia de vivir. Eso me ha ayudado a salir de situaciones amargas como las muertes de Magda [novia y colaboradora] y familiares muy queridos".
Nacho rechaza "ese morbo, esa visión tétrica de Antonio que no tiene nada que ver con la realidad. Yo jamás me uniría a un proyecto tan ambicioso como éste si no viera en Antonio vitalidad, ganas de trabajar y voluntad creativa". Pero, sugiero, Antonio debe percibir el asombro de sus fans ante su deterioro físico: "Sí, pero también hay quien me cree moribundo. He desarrollado sistemas de defensa: me siento vivo y activo, eso me basta. No juego al artisteo, a alimentar unos rumores que igual son buenos para vender discos y entradas. Si mantienes tu privacidad, más atrevidas son algunas lenguas para inventar cosas".
Vamos a probar cuánto de sociable es Antonio Vega. ¿Cuál es el último concierto que ha presenciado? "El otro día estuve en el Honky Tonk, actuaban unos amigos y me subí a tocar". No hablo de compromisos, me refiero a acudir por el placer de escuchar música. "Es que prefiero quedarme en casa, con mis trenes, mis cosas. Si mañana actuara Peter Gabriel, no me lo perdería. Jeff Beck viene este verano por vez primera, y allí estaré. ¿La verdad? Prefiero una conversación distendida donde yo pueda escuchar. En un concierto me reconocen y me abordan con una carga emocional que me abruma. Que si les salvé la vida, que si soy un gurú que les ha iluminado al tomar decisiones. Es algo demasiado pesado para alguien que simplemente compone y canta. Siempre me ha gustado la aventura, he vivido experiencias fuertes, pero no me siento responsable de los riesgos que tome alguien inspirado por lo que entiende en alguna canción mía".
Quizá esté hablando de su relación con las drogas, pero mejor no agitar esas aguas. ¿No asusta crear tanta dependencia emocional a ciertos oyentes? Nacho interviene: "Como todos los músicos, pretendemos llegar a la fibra sensible del público. Otro asunto es que usen esa sensibilidad de forma positiva. Si hay gente que toma sobredosis de Nacha Pop, eso no nos incumbe".
En otros tiempos, los conciertos de Nacha Pop eran seguidos por noches de desmadre. Antonio niega que eso fuera cierto en su caso y no quiere cambiar: "No me atrae seguir la fiesta como obligación. Yo disfruto más del hecho de haber compartido con la banda, no necesito darme un pasote. Prefiero irme a casa directamente". Nacho especifica que "el pasote no está en el guión, pero tampoco lo contrario. Finalmente, esto es una gira de rock and roll, con todas sus consecuencias. Nos jugamos demasiado, no podemos deteriorarnos físicamente". Él mismo está haciendo deporte, como preparación para un recorrido que se prevé intenso: "Se espera de mí que derroche energía y voy a cumplir".
La segunda vida de Nacha Pop carece de calendario cerrado. ¿En serio? Según Nacho, "no hemos decidido cuánto tiempo vamos a seguir juntos, ni cómo editaremos nuestros discos en solitario. Iría en contra de nuestro espíritu planificar los próximos años de vida". Se reservan todas las cartas: Antonio está sin compañía discográfica: "Eso nos da libertad, nada nos obliga a grabar. Seguramente se editará un directo, pero a nuestra conveniencia, sin presiones. Nacha Pop es un ente vivo sin restricciones estilísticas o conceptuales". Grandes palabras para alguien que lleva años estirando el mito, sacando discos cortos en canciones y ?a veces? en inspiración.
A estas alturas del partido, supongo que pueden revelar lo que ocurrió en 1988 para que se separaran. Nacho bosteza y deja que Antonio lance una metáfora botánica: "Venimos de un mismo tronco, somos ramas que nos distanciamos, pero que en algún punto se pueden tocar. Vivimos la experiencia del grupo a fondo y luego necesitábamos funcionar solos. La gente quiso ver conflictos de personalidades, de estilos de vida, de drogas? Por supuesto que hubo todo eso, pero era una minucia comparado con lo que nos unía".
La gira 'Nacha Pop 80-07' se inicia el 30 de junio en Gredos (Ávila); después, en Barcelona, Carracedo (León), Valencia, Oviedo, Vigo, A Coruña, Almería, Viveiro (Lugo), Aranda de Duero (Burgos), Ciudad Real, Mérida, Murcia, Córdoba, Zaragoza y Granada. Finaliza el 26 de octubre en Madrid.
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