_
_
_
_
Las actividades ilegales de la CIA

EE UU pactó en la OTAN los vuelos secretos

El investigador del Consejo de Europa confirma que la CIA creó cárceles clandestinas en Europa

Cristina Galindo

Los servicios secretos estadounidenses desplegaron en Europa una red de cárceles secretas para interrogar a sospechosos de terrorismo con la complicidad de la OTAN entre 2002 y 2005. Ésta es una de las conclusiones del informe elaborado por el senador suizo Dick Marty, a quien el Consejo de Europa ha encargado que investigue las actividades de la CIA. Según Marty, un acuerdo secreto alcanzado entre EE UU y los países de la Alianza Atlántica en octubre de 2001 allanó el camino a los servicios secretos estadounidenses para llevar a cabo vuelos clandestinos, detenciones ilegales y torturas. La investigación confirma que Polonia y Rumania albergaron cárceles con el consentimiento y ayuda de sus dirigentes. Varsovia, Bucarest y la OTAN lo niegan todo.

Más información
El informe europeo inculpa a los ex presidentes de Rumania y Polonia
Bruselas exige investigaciones
Aznar brindó en 2001 a Bush "toda la cooperación en operaciones de inteligencia"

Encapuchados, mal alimentados, torturados por una música estruendosa, con un calor sofocante y sin asistencia legal de ningún tipo, cientos de sospechosos de terrorismo estuvieron detenidos en cárceles secretas dirigidas por la CIA en Europa, según el informe, basado en testimonios anónimos de una treintena de actuales y antiguos miembros de los servicios secretos de EE UU y Europa, y el análisis informático de cientos de vuelos. La actitud de Washington es "insultante", pero es peor la implicación de gobernantes europeos, afirmó ayer Marty, abogado especializado en derecho internacional, en una conferencia de prensa en París, informa la agencia Efe.

En un duro informe de 72 páginas, en el que se muestra claramente escandalizado y decepcionado por lo que ha encontrado tras meses de investigación, el senador asegura que existen evidencias claras de que las operaciones de la CIA tuvieron como marco las autorizaciones acordadas por la OTAN -algunas "públicas" y otras "secretas", dice- el 4 de octubre de 2001, pocos días después de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York y el edificio del Pentágono en Washington, el 11 de septiembre de ese año, en los que murieron 3.000 personas.

Se refiere al acuerdo anunciado ese 4 de octubre por los aliados que, en respuesta al ataque de Al Qaeda, accedieron de forma unánime a poner a disposición de su principal socio, Estados Unidos, todos los puertos y aeropuertos (militares y civiles) del territorio de la OTAN. El Consejo de Europa, organismo encargado de velar por los derechos humanos en territorio europeo, intentó obtener una copia del acuerdo original sin éxito. Marty explica que un funcionario de la Alianza le dijo en una ocasión que, más allá de la nota de prensa, no se había hecho ningún documento oficial, porque había sido simplemente "una decisión interna". Esta negativa, junto a múltiples entrevistas con fuentes de inteligencia estadounidenses y de otros países europeos, han llevado a afirmar a Marty que "existen componentes adicionales a la autorización de la OTAN del 4 de octubre de 2001 que han permanecido secretos". Se acordara lo que se acordara en aquella reunión, el investigador afirma que esas autorizaciones "fueron vitales para que Estados Unidos pudiera llevar a cabo sus operaciones en el contexto de la guerra del terror" desatada tras el 11-S. En particular, según el informe, este acuerdo ponía al alcance de la CIA permisos para llevar a cabo vuelos secretos (sin justificar) y le daba acceso a aeropuertos para operaciones clandestinas. "Según mis investigaciones, confirmadas por múltiples fuentes gubernamentales y servicios secretos de varios países, (...) puedo afirmar que los medios para satisfacer las necesidades operacionales de la CIA se desarrollaron en el marco de la OTAN", concluye Marty.

La OTAN niega ese supuesto acuerdo secreto, informa France Presse. "Los vuelos fueron pactados entre los aliados, a título individual, y EE UU", afirmó ayer la portavoz adjunta de la Alianza, Carmen Romero, que recordó que el acuerdo de 2001 fue ampliamente difundido por la prensa en su día, y para nada fue secreto.

Un portavoz del Ministerio de Exteriores estadounidense -país que ha reconocido la existencia del programa de detenciones secretas- dijo que espera que los europeos sigan cooperando en la lucha contra el terrorismo.

Pero el informe de Marty reconoce que los acuerdos clave para la CIA se produjeron a nivel bilateral. Y, aunque no ha tenido acceso a los documentos porque están clasificados, el senador no tiene dudas de que Polonia y Rumania albergaron prisiones fantasma. "Los centros de detención secretos en Europa estaban gestionados directamente y exclusivamente por la CIA", dice el senador suizo en su informe, que será debatido en el pleno del Consejo de Europa el 27 de junio.

El senador también sugiere la existencia de otras cárceles ilegales en territorio británico y Tailandia, y apunta que Alemania, Italia y Macedonia han obstaculizado investigaciones parlamentarias y judiciales. En un informe anterior, publicado en 2006, Marty acusó a la CIA de dirigir una red global de tela de araña de vuelos secretos.

Tanto Amnistía Internacional como Human Rights Watch aplaudieron ayer el informe. "Marty no ofrece pruebas concretas porque en este tipo de casos es casi imposible encontrarlas, pero ha conseguido que mucha gente hable", señalaba por teléfono Reed Brody, de Human Rights Watch.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_