Los rectores creen inviable mantener el modelo de financiación por alumno
La bajada de alumnos que se mantendrá una década implicaría ingresar menos cada año
El modelo de los viejos tiempos se revela inviable. La parte del león de la financiación de las universidades se basa en el volumen de alumnos matriculados, y el número de alumnos no deja de descender. La aplicación directa del criterio supondría que cada año los campus recibirían menos dinero, mientras los costes estructurales -personal, infraestructuras, adaptación al espacio europeo y a las nuevas tecnologías- se mantiene o tiende a crecer.
La Generalitat ha emitido señales en el último año que las universidades interpretan como una intención de introducir "rebajas". Los rectores las creen "imposibles". Al fondo se vislumbra una dura negociación por la aprobación de un modelo de financiación que sustituya al vigente, prorrogado reiteradamente desde 2003.
Las universidades públicas valencianas perdieron un 10% de estudiantes entre los cursos 1998-1999 y 2005-2006. La tendencia se ha mantenido desde entonces y continuará, probablemente, hasta el año 2016, según la proyección demográfica elaborada por el Instituto Nacional Estadística (INE), que prevé para entonces un ligero repunte en la cohorte de edad (18 años) que accede normalmente a las facultades.
Al acabar 1993, el año en que entró en vigor el modelo plurianual de financiación, había 66.929 valencianos con 18 años. Eran los tiempos de la masificación universitaria. El fenómeno afectaba a la calidad de la docencia, y el modelo estaba pensado en parte para responder a esa marea de estudiantes que expresaba, por otro lado, la democratización de la enseñanza superior. A lo largo de 2007 se espera que cumplan 18 años 48.989 jóvenes. Con ese volumen, el modelo resulta mucho menos atractivo.
"Si disminuye la demografía", afirma un rector "lo que falla no son las universidades, lo que falla es el modelo". Y un dirigente universitario: "El descenso de alumnos no implica por sí mismo un descenso de los gastos. Al contrario, a medida que pasan los años y vamos adquiriendo excelencia, por ejemplo consiguiendo sexenios de investigación, los gastos aumentan. Y no sólo entre los profesores. El personal de administración y servicios tiene la mala costumbre de ir cumpliendo trienios. Es decir, que cada tres años, como media, uno de ellos cumple un trienio".
"Los alumnos caen, pero por ahora la ratio por profesor no es insostenible, sino que antes no era la apropiada. Está claro que esa línea divergente no se puede mantener hasta el infinito. Pero lo que hay que pensar es si queremos una docencia de calidad", señala otro académico, "si queremos que las universidades continúen ofreciendo unos servicios similares a los de países de nuestro entorno, por ejemplo en nuevas tecnologías, y si queremos que sigan siendo una fuente de investigación. Ahora las universidades que más investigan se descapitalizan, porque las subvenciones sólo cubren los costos directos de la investigación, no los indirectos, ni las infraestructuras que se utilizan...".
Las universidades consideran que la nueva filosofía de enseñanza y aprendizaje que se propugna para el Espacio Europeo de Educación Superior, que exigirá menos clases magistrales y más "tutorización" y dirección de trabajos, no permiten contemplar menos financiación, sino lo contrario.
Inversión extra y calidad
La necesidad de reformar un modelo basado casi exclusivamente en el número de alumnos no es una percepción sólo valenciana. El Consejo de Coordinación Universitaria considera necesario inyectar en los campus españoles 2.700 millones de euros extra -entre el Estado, las comunidades autónomas y el sector privado- para afrontar con garantías la reforma del sistema y la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Junto a los parámetros conocidos, deberían potenciarse los criterios que premian la calidad de la investigación -en función de sus resultados- y de la docencia -una forma de calcularla sería ver la eficiencia de las carreras: cuántos créditos aprueban los alumnos del total de matriculados. Aunque eso plantearía problemas en las titulaciones consideradas más duras, como las ingenierías-.
La UE, motor del EEES, pretende elevar el gasto universitario hasta el 2% del PIB. El español se encuentra en el 1,22% y la Generalitat afirma que el valenciano está entre los primeros del Estado. Las universidades, sin embargo, advierten de que en ese cálculo se incluyen los intereses que el Consell paga cada año por la deuda contraída para financiar, por ejemplo, las infraestructuras. Y que si se hubieran elegido otras fórmulas para levantarlas, ese porcentaje sería inferior.
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