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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los fantasmas ofuscados

Seguramente ningún abertzale radical leerá esta carta, entre otras cosas porque en eso consiste ser abertzale radical.

Es normal sentirse triste estos días; tristes, impotentes y muy irritados. Hay unos salvajes a los que se les ha ocurrido volver a matar y estamos tristes porque hemos perdido una espacie de paz transitoria, un espacio de tiempo en el que los ciudadanos normales (todos los ciudadanos que no manipulamos explosivos) no corríamos el riesgo de morir por la explosión de una bomba.

No sabemos cuándo y quién morirá en su nombre, pero sí sabemos por qué: porque se sienten tan frustrados de que vivamos en un tiempo y en unas circunstancias en las que cualquier persona es libre de pensar en lo que quiera y sea capaz de decidir quién y cómo les gobiernan y les administran lo público, que lo único que es suficiente para resolver esa desazón disparatada que sienten es la muerte de alguien.

Las cuentas de las que ellos hablan que aún tienen que cobrarse, hace ya muchos años que no existen, la sociedad de la que hablan ya tampoco existe, la España contra la que se defienden no existe, el marco político del que hablan ya no existe, ya no hay vascos-vascos de antes, tampoco hay españoles-españoles de antes, todos son fantasmas.

La realidad del ser de las cosas no tiene la facultad de mostrarse desvelada para todo el mundo, así, sin más. Los seres humanos tenemos que hacer el esfuerzo cotidiano de mantener un espíritu crítico para que los fantasmas de las cosas que no existen (ideas desfasadas, problemas del pasado, utopías simplistas, conceptos infantiles, banderas, himnos) no se apropien de nuestro raciocinio y dirijan nuestro pensamiento y así nuestras emociones y nuestras conductas a callejones estúpidos sin salida.

Señores abertzales radicales olviden sus fantasmas, intenten ver la realidad.

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