La precisión, el aire, el vuelto de la muleta y la queja de Barrera
¡Vaya boyancón le salió a Antonio Barrera abriendo plaza! Para salir corriendo y no parar hasta Pernambuco. Por fortuna, este condeso malas intenciones. No huyó de él el buen torero sevillano. Hizo lo que pudo, que era más bien poco, y a otra cosa. Después del esfuerzo, y ante la decepción que le produjo el toro no estaba para muchas palabras. Su segundo también tenía guasa. A pesar de ello optó por darle sitio, pasara lo que pasara, que a punto estuvo de pasar pero no pasó. A las dificultades del toro había que añadir las que ocasionaban la rachas de aire, inclemente con el derecho a la integridad de los toreros: "Está el día imposible por culpa del aire. Así el toro no miraba ni los vuelos de la muleta, ni los toques ni nada. Con estos toros hace falta precisión".
El primero de Iván Vicente no hacía cosas demasiado feas. Era un mansote al que no le gustaba emplearse y al que Vicente obligó a hacerlo a base de pundonor y constancia. Así le pudo hacer algunas cosas de mérito, rematadas con un estocadón: "Lo más difícil ha sido templar al toro, que no tenía clase. Era noble, pero con el viento había que tratar de que no te enganchase. A partir del segundo muletazo era el momento de atacar, pero el aire me volvía a dejar desprotegido".
Su segundo rozaba, sencillamente, la mala casta. Por eso fue un gustazo ver que era sometido por Iván. Al entrar en el callejón tenía la mano herida de los puntazos que le dio el toro, pero no le importaba: "Lo que me importaba es que me hubiera ayudado. Lo siento, porque es una oportunidad que te brindan y si había que hacer un esfuerzo era aquí".
Lo mejor que hizo Iván García fueron los pares de banderillas en su primero. Al primero, tal vez podía haberle dado sitio, pero tampoco se le puede exigir demasiado: "La corrida no ha tenido lucimiento alguno. Lo único en que me ha podido sentir ha sido en el tercio de banderillas". El comentario general era que la corrida del Conde de la Corte ha sido una de las peores que se han lidiado en la feria, pero el caso es que nadie ha despegado la atención del ruedo en ningún momento.
Babelia
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