Venezuela taurina
La temporada taurina en Venezuela es corta pero intensa. Cerrada, desde hace años, la plaza de Caracas, la fiesta se desplaza a otras poblaciones: Valencia, Maracay, Maracaibo, Mérida, San Cristóbal. Ferias con nombres tan sugestivos como La Naranja, La Chinita, El Sol o San Sebastián de la Palma, pero Caracas no da toros. Ni un empresario emprendedor, ni una corporación municipal se atreven a reabrir el nuevo circo que se está quedando viejo.
Venezuela, afición alegre, joven y colorista, tuvo como torero pionero en España a Luis Sánchez, Diamante Negro. Inmediatamente surgieron los hermanos Girón, gran dinastía de toreros. César, Rafael, Curro y Efraín, matadores de toros; Marco Antonio Girón, hijo de Curro; Juan José Girón, hijo de Rafael y César Girón, nieto del patriarca César.
César llegó a España en los años cincuenta para cortar orejas y rabos en la Feria de Abril de Sevilla. Luego conquistó Madrid. Torero de valor, atlético, gran banderillero, muletero alegre y poderoso; completísimo. Rafael Girón fue un banderillero excepcional. Curro Girón fue un estupendo torero, casi un calco de César. Efraín Girón, copia menor de Curro, también dio buenas tardes de verano en Las Ventas.
Tras la gloriosa dinastía destacaron Morenito de Maracay, torero de amplio repertorio, y Leonardo Benítez, hecho en México, un mestizo de gracia sin igual, es la máxima figura en Venezuela.
Hoy, un grupo de toreros jóvenes que cumplen su papel en las ferias de allá, inéditos aquí. Marcos Peña, El Pino; César Vanegas, Rafael Orellana, Otto Rodríguez, Erick Cortés y Rubén Darío son el futuro del toreo de la tierra bolivariana.
Babelia
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