¡Ay, que me ha tocado!
ARTURO DÍAZ | Madrid
Dos centenares de personas se agolpaban ayer en una calle del norte de Madrid mirando con ansiedad cuatro pantallas de plasma como niños frente al escaparate de una pastelería. Obvio que no se estrenaba un videoclip del cantante de moda -todos los concurrentes estaban en silencio-, ni tampoco se regalaba nada, como aclararon dos chavalas a una anciana que preguntó al pasar "¿Aquí qué dan?", al ver el gentío tan atento.