Niños soldado en la Universidad de Almería
Cuatro jóvenes africanos estudian Enfermería y Agricultura en España para ayudar a su país
Ha pasado ya casi dos meses desde que Víctor Adoniis (23 años), Daniel Abdulai (20), Gabriel Justice (20) y Edwin M. Tadlley (20) aterrizaron en Almería procedentes de Sierra Leona para cursar una carrera en la universidad. Al llegar a la ciudad andaluza creyeron que las torres de edificios altos de los años setenta que se alinean por el Paseo Marítimo almeriense eran edificios gubernamentales. "Las grandes casas nos llaman la atención. Los edificios en general. Creíamos que esas torres eran casas del Gobierno. En Freetown las únicas casas que hay son de organizaciones o del Gobierno", describe Daniel.
La prensa reflejó entonces la llegada de los cuatro alumnos por lo inédito de su circunstancia: los cuatro, que habían sido utilizados en su país como niños soldado con tan sólo ocho años, han llegado a España de la mano de la ONG Todos Son Inocentes (TSI), que ha elaborado un programa de becas para que estos jóvenes ayuden a su país con los conocimientos que obtengan. "Yo he venido a estudiar Enfermería. En mi país faltan enfermeros y médicos. Para mí es de gran ayuda ejercer como enfermero y ayudar a mi pueblo. Me siento afortunado por estar aquí y es una de las oportunidades más grandes", explica emocionado Gabriel Justice.
Los estudiantes asisten a clases intensivas de español para iniciar la carrera en septiembre
Las semanas que han transcurrido ya desde su llegada han dado para mucho. Los cuatro asisten durante los días lectivos a clases intensivas de español para afrontar, a partir de septiembre, el inicio de sus respectivas carreras en la Universidad de Almería. "La gente nos trata con mucho cariño y respeto. Hay voluntarios de la universidad que nos ayudan y ya tenemos amigos. Nuestra misión ahora es formarnos para luego salvar vidas allí", apunta Víctor.
Daniel, que estudiará Ingeniería Técnica Agrícola, confiesa que echa de menos a sus familiares y amigos, pero que el proyecto que la ONG ha conseguido desarrollar le da fuerzas suficientes para seguir adelante. "Después de conseguir mi meta en la Universidad de Almería, intentaré ejercer de tal manera que consiga que en mi país la gente se comprometa con la agricultura y la vean como una de las actividades más importantes para su desarrollo y para el mundo", apunta.
Para Miguel Serrano, portavoz de esta ONG en Almería , el convenio firmado con la universidad supondrá la manera más eficaz de luchar contra la brutal mortalidad infantil del país africano que se vio inmerso durante once años en una guerra fratricida. "Necesitamos voluntarios para que se unan a este proyecto en otras universidades. Ya estamos trabajando con cuatro chicos y dos chicas más para que también podamos traerlos el año que viene a estudiar", explica Serrano.
Aunque resulte más caro -el coste inicial estimado para este primer curso es de 39.000 euros- Víctor, Daniel, Gabriel y Edwin regresarán a finales de julio a su país natal. La ONG Todos son Inocentes no quiere que los chavales se olviden de la realidad africana sino que mantengan el contacto, aunque sea de forma intermitente, con Sierra Leona. "Tienen que transmitir lo que están aprendiendo aquí. Queremos que cuenten y transmitan el mensaje de que 'si quieres, puedes' a sus paisanos. Luego, se irán otra vez", señala Serrano.
Bisbal y la nieve
Las pocas semanas que estos cuatro chicos han pasado ya en Almería les han proporcionado algunas experiencias que sus amigos españoles tal vez envidien. Asistieron a cenar al domicilio particular del internacional David Bisbal y dos días después de la cena íntima con el cantante los cuatro estudiantes fueron testigos, como invitados de excepción, de la grabación del videoclip Torre de Babel que se desarrolló en La Alcazaba de Almería.
En este tiempo y después de pasar diversas revisiones médicas, los chicos han conocido de cerca Internet y hasta han configurado una dirección de correo electrónica para comunicarse con amigos. Han visitado lugares pintorescos de Almería, como su famoso Mini Hollywood, plató de rodaje de numerosas películas del oeste.
Y, por primera vez, vieron la nieve. La ONG les organizó una excursión a la sierra de Almería.
A los cuatro les gusta leer periódicos y ver la televisión y, sobre todo, devorar películas en español en el DVD.
Ninguno quiere acordarse ya de la infancia arrebatada de mala manera, cuando alguien puso un fusil en sus manos y los convirtió en soldados. Por primera vez, el futuro supone para ellos hacer planes y tener pequeñas ilusiones. Como las que Víctor ordena en su mente: "Primero, quiero hablar español bien y, después, aprender todo cuanto pueda de ordenadores. Y, en tercer lugar, me gustaría sacar el carné de conducir", confiesa.
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