Aires de apertura en La Habana
La televisión cubana emite 'Fresa y chocolate' y otras películas vetadas hasta ahora
La protesta que a principios de año protagonizó un numeroso grupo de escritores y artistas cubanos, a raíz de la rehabilitación en televisión de varios ex funcionarios vinculados a la etapa más negra de la cultura cubana, ha sido un revulsivo y ha traído ciertos aires de apertura en Cuba. La movilización de los intelectuales permitió el inicio de un debate en instituciones culturales y universidades sobre temas tabú, como el estalinismo cultural en los años setenta, y la proyección de películas cubanas censuradas por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), como Suite Habana y Fresa y chocolate.
El pasado viernes, 14 años después de su realización por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, el canal educativo de la televisión cubana emitió Fresa y chocolate, una película que reivindica el derecho a la discrepancia y denuncia la persecución a la que fueron sometidos los homosexuales por la revolución. El filme, producido por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), marcó un antes y un después en la isla, y obtuvo en 1993 el premio a la mejor película en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
Su proyección, a las ocho y media de la noche en el programa Espectador crítico, fue vivida como un triunfo por los intelectuales y artistas que participaron en la protesta, que comenzó en enero con el intercambio de correos electrónicos tras el rescate por el ICRT de la figura de Luis Pavón Tamayo, considerado el principal ejecutor de la política que censuró y marginó en los años setenta a cientos de creadores cubanos por no cumplir con los "parámetros revolucionarios". Varios escritores y cineastas denunciaron entonces que, tres décadas después del denominado quinquenio gris, el ICRT seguía siendo censor y prohibía la emisión de una veintena de películas cubanas, entre ellas Fresa y chocolate.
"Las señales de que el debate de los intelectuales ha tenido consecuencias están claras: el ICRT, que fue la manzana de la discordia al rescatar a Pavón, ha tenido que abrir sus puertas al cine cubano prohibido", afirmaba ayer Juan Carlos Tabío, uno de los más importantes realizadores cubanos, cuyos filmes El elefante y la bicicleta, Lista de espera, Aunque estés lejos y Guantanamera que codirigió con Gutiérrez Alea, nunca han sido emitidos por televisión pese al éxito de público cosechado en los cines.
El mes pasado, la televisión emitió Diario de Mauricio, de Manuel Pérez, y Suite Habana, de Fernando Pérez, dos películas recientes que abordan la realidad cubana con una visión crítica y que hasta ahora también habían sido vetadas por el ICRT, institución que dirige el teniente coronel Ernesto López, ex director de los estudios fílmicos del Ministerio de las Fuerzas Armadas. Según diversas fuentes, tras el escándalo que provocó la resurrección de Pavón y de otros funcionarios vinculados al quinquenio gris, por el que hubo de rendir cuentas López en varias reuniones ante un grupo de intelectuales y el ministro de Cultura, Abel Prieto, que tomó partido por los denunciantes, el ICRT emitirá todas las películas censuradas.
Pero éste es sólo uno de los resultados del ciclón de los e-mails, así bautizado por sus protagonistas. La movilización de los intelectuales ha servido, sobre todo, para abrir espacios de debate reclamados desde hace largo tiempo por los creadores cubanos. Espacios administrados hasta ahora con cuentagotas para abordar dentro de las instituciones culturales cuestiones que van más allá de la denuncia de represiones pasadas, pues lo que se pretende es cambiar la realidad de hoy, en la que perviven políticas de exclusiones e intransigencias, como la del ICRT hacia el cine crítico.
En los últimos meses, la Casa de las Américas y el Instituto Superior de Arte han sido escenarios de sendos debates sobre el quinquenio gris y sus repercusiones negativas en la cultura cubana, en los que los más jóvenes han sido especialmente críticos y antidogmáticos y han demandado cambios en la política cultural y participación real. Bajo este ambiente nuevo, la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba convocó el mes pasado su próximo congreso, que trazará las políticas culturales para los próximos años, dejando claro que sus "propósitos y fines, siempre dentro de la revolución, pasan necesariamente por la defensa de la diversidad".
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