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Andreu Nin y la lucha por la verdad histórica

Se cumple el 70 aniversario de los sucesos de Barcelona de mayo de 1937, que, entre otras cosas, culminaron con la "desaparición" del dirigente del POUM, Andreu Nin. Precisamente, en el momento en que se prosigue el interminable debate sobre la "memoria histórica" en la esfera parlamentaria, que tendría que terminarse con resultados positivos lo antes posible. Por otra parte, diversas organizaciones, entre ellas la Fundación Andreu Nin, el POUM, el Ayuntamiento y la juventud de El Vendrell (Tarragona) van a recordar la vida y la tragedia de Nin y algunos de los acontecimientos más importantes de los años 1936-1938 y, sobre todo, los que han sido más comentados y discutidos por multitud de historiadores. Y decimos esto porque se siguen publicando en España y en otros países importantes obras de todo tipo sobre el carácter y el sentido de los duros acontecimientos de los terribles años treinta.

Durante bastantes años fueron muchos los escritores y los periodistas que escribieron largo y tendido sobre la Guerra Civil española inspirándose en la abundante literatura fabricada por los servicios de propaganda de la URSS y de los partidos comunistas. Por eso resultó bastante difícil para los escritores y los militantes revolucionarios o independientes escribir y publicar obras sobre la Revolución y la Guerra Civil española. Tal fue el caso de personalidades como George Orwell y Victor Serge. Y, naturalmente, lo que escribían los militantes socialistas de izquierda, poumistas o anarquistas, pasaba por partidista o por simplemente falso.

Después de la muerte de Stalin pareció que las cosas iban a cambiar en la URSS y muchos militantes comunistas pensaron que, al fin, iban a desenvolverse en condiciones menos absurdas y delirantes. Pero hubo que esperar hasta el XX congreso del Partido Comunista ruso para que Jruschov declarara que la política seguida en España durante la Guerra Civil había sido nefasta. Aunque, desgraciadamente, esto no impidió que los partidos comunistas estalinizados siguieran propagando su falsa literatura. Y, finalmente, se produjo el hundimiento de la URSS con las consecuencias que todos conocemos.

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En la época de Gorbachov, la situación cambió fundamentalmente y, asombro de los asombros, una delegación de militantes del POUM fue recibida en la Embajada rusa en Madrid y pudimos plantear que se abrieran los archivos rusos, se aclarase definitivamente el destino de Andreu Nin y se pusiera fin a las campañas delirantes contra nuestro movimiento. Por suerte, dos periodistas de la televisión catalana, Maria Dolors Genovés y Llibert Ferri, lograron viajar a Moscú y fueron de los primeros en penetrar en los archivos de la GPU y en descubrir cómo había sido asesinado Andreu Nin cerca de Alcalá de Henares en junio de 1936 por una banda estalinista y cumpliendo órdenes del Kremlin. Como se sabe, fueron ellos los que llevaron su encuesta al filme Operación Nikolai (1992) y provocaron una fuerte reacción de asombro en Cataluña y severas discusiones en los medios intelectuales que hoy serían imposibles. Recordemos que la película fue presentada en catalán y que hubo gente que hizo todo lo posible para evitar que fuera presentada por las televisiones de Madrid. Sin embargo, no tardó en aparecer en todas las pantallas de España la excelente película de Ken Loach titulada Tierra y libertad, que iba a triunfar en toda España y dar la vuelta al mundo en diversos idiomas. Estos dos filmes fueron completados con Stalin en España, obra excelente del cineasta francés Patrik Rotman. Jamás hubo un ramillete de flores semejante para defender una causa. Pero esta causa ostenta un nombre excepcional. Nada menos que el de Andreu Nin, secretario general de la Internacional Sindical Roja en Moscú en los tiempos de Lenin y Trotsky y secretario político del POUM en Barcelona en 1936.

Han pasado los años. La URSS y las "democracias populares" han desaparecido y los movimientos obreros y populares que representaban al estalinismo han pasado a la Historia. Por lo demás, hemos entrado en otra fase de la historia del mundo que, por cierto, el capitalismo aprovecha con sus pretensiones imperialistas, y los que se reclaman del socialismo auténtico se plantean el problema de su resistencia y su combate por una sociedad sin explotadores ni explotados tras memorables 150 años de luchas sociales y políticas.

Entre muchas otras cosas, los historiadores que han escrito y siguen escribiendo sobre la Revolución española de 1936 se han lanzado al fin sobre los archivos de Moscú para descubrir y analizar los acontecimientos de aquella historia lejana. Y, claro está, han descubierto muchas cosas y en primer lugar que la propaganda estalinista era una formidable mistific

ación. Y en poco tiempo han lanzado libros como Unión Soviética, comunismo y revolución en España, de Stanley G. Paine, una nueva versión sobre La Guerra Civil española, del prestigioso historiador inglés Antony Beevor y un trabajo extraordinario titulado España traicionada, de los historiadores norteamericanos Ronald Radosh y Mary R. Habecky y del ruso Grigory Sevostianov. En esta obra singular y que no tiene precio se recogen montones de los documentos que enviaban desde España, a Stalin y sus colaboradores, los altos funcionarios de la GPU y los dirigentes políticos como Togliatti, Codovila, Geroe, André Marty, Berzin, que dirigían prácticamente la política del Partido Comunista español y todos los servicios secretos, hispanos y rusos, con sus "checas" y sus horribles proezas.

Estos libros, y los que van a salir pronto en Rusia, nos permitirán tener una visión clara del papel de Stalin y su política en la revolución española. Pero esperamos algo más. Fernando Claudín me dijo hace años que lo más importante en este dominio era lo que ciertos jefes militares rusos habían escrito sobre su experiencia española e iban a publicar en cuanto pudieran. Ahora que las cosas han cambiado y que el POUM y la Fundación Andreu Nin han sido acogidos generosamente en Rusia por las organizaciones de izquierda como Praxis y Memorial, esperamos que podremos corresponder pronto al homenaje que se proponen realizar en Moscú las organizaciones que han combatido el estalinismo y no han renunciado nunca a la lucha por el socialismo.

Wilebaldo Solano es ex secretario general del POUM.

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