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Los laicos no tienen a quien votar

La oposición al partido del primer ministro se encuentra debilitada y fragmentada

Juan Carlos Sanz

Los cientos de miles de ciudadanos que se manifestaron en Ankara y Estambul para rechazar a un presidente islamista tienen un problema: la oposición laica se presenta debilitada y fragmentada a las elecciones legislativas anticipadas que se avecinan, frente a la fortaleza del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogan y Abdulá Gül. Las encuestas indican que el AKP puede mantener, e incluso superar, el 36% de los votos que le brindó una arrolladora mayoría parlamentaria en 2002.

El listón del 10%, concebido para cerrar el paso al nacionalismo kurdo, es ahora la pesadilla de casi toda la oposición laica. El Partido Democrático del Pueblo (Hadep) logró en 2002 resultados superiores al 40% de los sufragios en la mayoría de las circunscripciones del sureste de Anatolia, pero quedó excluido del Parlamento por no alcanzar la media nacional exigida.

La izquierda laica está huérfana desde la muerte de Ecevit, su líder histórico

Lo mismo ocurrió con los partidos que integraban la coalición que gobernó Turquía entre 1999 y 2002: el Partido Democrático de la Izquierda (DSP) de Bülent Ecevit, el Partido de la Madre Patria y el ultraderechista Partido del Movimiento Nacional (MHP). Este último cuenta con grandes posibilidades de regresar con fuerza al Parlamento, al capitalizar el voto del descontento con la lentitud del proceso negociador con la UE, suspendido desde el año pasado por la negativa de Turquía a mantener relaciones e intercambios comerciales con la República de Chipre.

Los ultranacionalistas hicieron oír sus gritos contra Europa y EE UU en las manifestaciones del fin de semana. En la marcha de Estambul, que se desarrolló tras la advertencia militar del viernes para impedir la designación de un jefe de Estado islamista, se escucharon también muchas voces contrarias a la amenaza de un nuevo golpe de Estado.

La izquierda laica es, de todos, el sector más fragmentado de la oposición. Huérfano de su líder histórico, tras la muerte del socialdemócrata Bülent Ecevit en noviembre, y sin relevo generacional tras la temprana desaparición en enero a causa de un cáncer de su heredero, el ex ministro de Exteriores Ismail Cem, el centroizquierda sólo está representado ahora en el Parlamento por el Partido Republicano del Pueblo (CHP), de Deniz Baykal.

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Miembro de la Internacional Socialista, el CHP, el antiguo partido único creado en 1923 en torno al fundador de la Turquía moderna, Mustafá Kemal Atatürk, parece haber regresado en los últimos años hacia el nacionalismo populista de sus orígenes.

El CHP ha actuado como uno de los principales catalizadores de la actual crisis, al boicotear la votación presidencial y presentar después el recurso de invalidez por falta de quórum que ha aceptado el Tribunal Constitucional. Tanto Ecevit como Cem abandonaron sus filas sucesivamente para crear sus propios partidos, en un proceso de escisiones que ha acabado fragilizando a la izquierda laica frente al rampante neoislamismo conservador.

El llamamiento que acaba de lanzar Baykal para reunificar a la izquierda turca ante los inminentes comicios llega tarde. El único que podía escucharle, Kemal Dervis, el ministro de Economía socialdemócrata que rescató a Turquía de la grave crisis financiera de 2001, hace tiempo que se apartó de la política turca para ocupar un alto cargo en la ONU.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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