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La OTAN mata a 136 afganos en Herat, la región donde están las tropas españolas

Los vecinos de la zona asaltaron la comisaría local porque dicen que las víctimas son civiles

En Herat, de 249.000 habitantes, se escuchaba anoche el retumbar de las baterías de cohetes. Cuando el sol desciende nadie se atreve a salir a la calle en esta ciudad que se ha preciado siempre de ser el centro cultural y comercial de Afganistán. En esta provincia, donde se encuentra el grueso de los 690 soldados españoles, tres días de fieros combates entre fuerzas de la coalición que lidera EE UU y los insurgentes han dejado 136 talibanes muertos.

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"Todos los días le rezo a Alá para que no se vayan las tropas extranjeras. El presidente Karzai está muy debilitado frente a la población por no cumplir sus promesas de ayudar a los más pobres, y sin las fuerzas internacionales esto sería el caos", señala un antiguo militar del régimen prosoviético que ahora se gana la vida como taxista.

Los combates, los más fieros ocurridos desde enero en todo el país, incendiaron la ira de los habitantes de la zona que ayer, en protesta, asaltaron la comisaría del distrito gritando que las víctimas eran civiles. Todo apunta a que Estados Unidos decidió adelantarse en Herat, una de las provincias más tranquilas desde el derrocamiento del régimen talibán en 2001, a la temida ofensiva de primavera de los insurgentes. A su vez, el Reino Unido también tomó ayer la iniciativa de los combates en la conflictiva provincia de Helmand (sur) y, al frente de 3.000 soldados de la OTAN y del Ejército afgano lanzó la Operación Silicon. La llegada de la primavera y el deshielo, que facilita el avance de la guerrilla, ha aumentado considerablemente la inestabilidad en el país.

El domingo, fuerzas especiales dirigidas por EE UU, junto con policías y efectivos del Ejército afgano, patrullaban por el valle de Zerkó, donde los servicios de inteligencia habían advertido de la existencia de grupos rebeldes, cuando supuestamente se toparon con sus escondites en el distrito de Shindand. Las tropas abrieron fuego con morteros y lanzagranadas, al tiempo que pedían apoyo aéreo. Según el comunicado emitido por la coalición, los aviones bombardearon varias posiciones rebeldes. "Un total de siete posiciones del enemigo han sido destruidas y 87 talibanes han muerto en las 14 horas de combate", dice el texto.

Comandantes talibanes

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Los choques comenzaron el viernes, en ese mismo distrito de Shindand, a unos 130 kilómetros al sur de la capital provincial, también denominada Herat. Un portavoz de la coalición indicó que en esos combates mataron a 49 insurgentes, entre ellos dos comandantes talibanes, cuyos nombres no facilitó. El portavoz reconoció la muerte de un soldado de EE UU, pero no mencionó bajas afganas.

"Esa zona de Shindand es la más conflictiva de la provincia porque está habitada sobre todo por pastunes que están ligados a dos señores de la guerra distintos. En los enfrentamientos entre ellos para dominar la parte sur de Herat han aceptado refuerzos de los talibanes", afirma Sharif, que trabaja para una organización humanitaria. "Aquí la mayoría somos tayikos", señala.

"Muerte a América", gritaban los manifestantes que trataron ayer de asaltar la comisaría y el gobierno del distrito, acusándoles de colaborar con los estadounidenses en la matanza de civiles inocentes. "Son civiles, incluso hay niños", dijo un testigo a la agencia France Presse. Estados Unidos posee cerca de allí una importante base.

No existe una confirmación independiente de los hechos, aunque en la ciudad de Herat la policía ha reconocido que se han enviado refuerzos a Shindand. Fue el segundo día de encendidas protestas contra las tropas norteamericanas. El domingo en Jalalabad (este de Afganistán), los manifestantes cortaron la carretera y lanzaron piedras contra la policía después de que fuerzas afganas y de EE UU tirotearan un coche que creían cargado de explosivos, y mataran a dos mujeres y a cuatro supuestos militantes.

Herat había permanecido estos años bastante tranquila, aunque en 2006 se dejó sentir el empuje de los talibanes hacia el norte del país. La insurgencia se ha infiltrado por el tercio sur afgano y su influencia es cada día mayor. "No hay trabajo, estamos sumidos en la miseria", lamenta Lutfulaz, de 42 años, quien gracias al inglés que aprendió durante su exilio en Pakistán, es uno de los afortunados que trabaja en una de las 300 ONG internacionales que hay en Afganistán.

A diferencia de Herat, Helmand, donde se ha puesto en marcha la Operación Silicon, es una de las provincias más conflictivas porque en ella están íntimamente ligados el tráfico de drogas -produce el 45% del opio y la heroína del país-, el de armas y la insurgencia. El objetivo de esta operación es limpiar el distrito de Sangin, donde las fuerzas de la OTAN están empantanadas desde marzo defendiendo unas posiciones que en cuanto bajan la guardia vuelven a ser tomadas por los talibanes.

Militares británicos estudian ayer un mapa en la región afgana de Helmand (sur) tras un ataque de los talibanes.
Militares británicos estudian ayer un mapa en la región afgana de Helmand (sur) tras un ataque de los talibanes.AP

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