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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Chaparrón de Manu Chao

Chaparrón de Manu Chao El autor de 'Clandestino' hace vibrar en Benicàssim a 49.000 personas cuatro años después de abandonar los escenarios.-La lluvia torrencial obligó a suspender anoche los principales conciertos

María Fabra

Nadie podrá acusar a Manu Chao de falta de fuerza, de entrega, de entusiasmo, de capacidad de convocar al disfrute del arte festivalero. Pero cuatro años después de haber abandonado los escenarios, un tiempo en el que sólo ha regalado actuaciones sorpresa y esporádicas en pequeñas salas, en la noche del pasado viernes no ofreció nada nuevo.

A la gente no pareció importarle mucho, como tampoco que acabara su actuación bajo una lluvia que se hacía intensa por momentos, en poco más de una hora, sólo unos minutos más tarde de lo que estaba estipulado, con una canción de Los Chunguitos. Claro que aquel Me quedo contigo tampoco tenía nada que ver con la versión original.

Mala Rodríguez acabó descalza y caldeando el ambiente con 'Tengo lo que tú quieres'
Ante el "fresquito" de la noche lluviosa, Bebe animó al público a "sobarse"

En el chaparrón musical de Manu Chao bajo el chaparrón meteorológico, los acordes del Radio Bemba Sound System se solaparon con el final de la actuación de Medina Azahara, que sí constituyó un momento original. Se escuchó la percusión al más puro estilo Chao con el soniquete apoteósico de Todo tiene su fin. Durante la actuación no faltaron referencias al "mayor terrorista del planeta y el mayor peligro para nuestros hijos: el presidente de los Estados Unidos de América" o el recuerdo a los muertos en el estrecho de Gibraltar, a los que dedicó la Rumba de Barcelona. Manu Chao no se permitió ni un minuto de descanso. Sin parones entre canción y canción, en el mejor de los casos, separadas sólo con ráfagas del Radio Bemba Sound System, logró coros multitudinarios con sus temas más populares, como el Me gustas tú o con versiones tan conocidas como la ranchera Volver. Hasta los relámpagos de una desapacible noche parecieron corear sus temas mientras la lluvia acompañaba las canciones más serenas como Bienvenido a Tijuana o La mentira. Una lluvia que, a ratos, fue como una manta de agua, aunque no logró desanimar al público.

Sin embargo, no todo fue épico el viernes. La distribución de escenarios en el Viña Rock de este año está provocando que el sonido de unos contamine el de otros. Y así ocurrió mientras en el Republicca actuaba Manu Chao y en el New Rock, los heavy de Moonspell. El mal sonido con el que se escuchaba a Chao en la parte izquierda del escenario provocó que un enorme número de personas intentara seguir la actuación desde la parte derecha, separada de la anterior por una enorme barra de bar. La intención de unos por evitar el agobio y la de otros por acercarse al escenario provocó una avalancha que, afortunadamente, se solventó rompiendo una valla. La ansiedad del segundo grupo se debió a que las grandes pantallas no empezaron a funcionar hasta la tercera canción y por el hecho de que una importante parte del aforo llegó al recinto de conciertos con horas de retraso, ya que los accesos a Benicàssim se colapsaron alrededor de las nueve de la noche. Hubo 20 kilómetros de retención para entrar al municipio castellonense. De modo que fueron pocos los que llegaron a ver a La Pulquería, pero ya eran más cuando Mala Rodríguez ocupó el escenario con una mesa de mezclas y dos platos para vinilo. La gran dama del hip-hop nacional comenzó su actuación con el primer gran chaparrón de la noche. Jugadoras, jugadores, Por la noche, de la película de Bigas Luna Yo soy la Juani o Tengo un trato fueron algunos de los temas que interpretó antes de acabar su actuación descalza y con el ambiente ya muy caldeado al son de Tengo lo que tú quieres. Otra de las esperadas era Bebe que, ante el "fresquito", animó al público a "sobarse". A mitad de la actuación saltaron al escenario Los Delinqüentes, que actúan hoy, para interpretar su tema más popular, A mí nadie me levanta la voz, de la serie televisiva Aida. Con temas como éste los 49.000 cuerpos del Viña Rock se movieron más que nunca, al igual que pasó con los grandes éxitos de Chao. También subieron al escenario históricos del rock nacional como Barón Rojo o Rosendo.

La lluvia se volvió torrencial en la jornada de ayer y, a las 23.30 horas, la organización anunció que "debido a la intensa lluvia y los problemas técnicos" se suspendían las actuaciones en los escenarios Republicca y Matarile. El aviso llegó tarde y mal porque, para entonces, hacía más de una hora que no salía ni un músico a ninguna de estas dos plataformas. Los últimos en hacerlo fueron Mägo de Oz que, en su tercer tema, abandonaron sus equipos. Y no fue por el agua que, para entonces, calaba a los incondicionales que desafiaban a la pulmonía, sino porque su cantante, José, no se oía por los problemas técnicos que la lluvia estaba causando. Así, se quedaron sin actuar El Bicho, Soziedad Alcohólica, G5, Siniestro Total y Pata Negra.

Ayer, el Ayuntamiento de Benicàssim convocó una comisión de emergencia para evaluar la situación provocada por las lluvias con el fin de determinar si era necesaria la evacuación de los acampados a algún polideportivo. Anoche, a la hora del cierre de esta edición, todos seguían, mojados, pero en su sitio. Aún así, los caminos de acceso y toda la zona de acampada era un barrizal y un camino totalmente inundado daba entrada al recinto, mientras los pabellones del municipio se preparaban para acoger a los jóvenes asistentes al festival en caso de urgencia. La decisión de la Guardia Civil, técnicos del Ayuntamiento, Policía Local y organizadores fue mantener a todos en su lugar.

Los escenarios están preparados para aguantar rachas de viento y lluvia, con lo que, ayer, no dejaron de actuar Los Suaves, Calima y Canteca de Macao.

Comparaciones odiosas

Las comparaciones son odiosas, pero, cuando un mismo recinto ocupa dos de los más grandes festivales de la temporada, son inevitables. La lluvia ha afeado la celebración del Viña Rock, mientras el Festival Internacional de Benicàssim (FIB) disfruta siempre de un tiempo espléndido. Sólo hubo una ocasión en la que una enorme tormenta de verano obligó a suspender las actuaciones del FIB cuando éste aún no se celebraba en el recinto de conciertos. En cualquier caso, para empezar, el Viña tiene la mitad del presupuesto del FIB y eso, al margen del pago de los cachés de los grupos, se nota. Se nota en la organización y en los servicios pese a que la superficie que ocupan sea la misma. La distribución de los escenarios en ambos festivales son distintas y mientras que en el FIB apenas se contaminan los sonidos, en el Viña hay que buscar el sitio para oír bien los conciertos de los dos escenarios principales. La gente también es distinta. En el Viña, con un cartel español, no se oye hablar inglés, ni francés, ni alemán. Estos festivaleros visten distinto y se mueven distinto. Los fibers apenas se mueven cuando bailan. Saltan, si hay que saltar, pero sus movimientos son completamente diferentes a los brincos y el baile, a ritmo de patada, de muchos de los asistentes al Viña Rock, que lo hacen de una manera, quizá, más espontánea. En el exterior del recinto y en la zona de acampada también se ha notado, aunque no ha sido así en los supermercados, donde las ventas son multitudinarias en ambos casos. En cualquier caso hay algo que une a los 35.000 del FIB y los cerca de 49.000 del Viña y es la música. También distinta, pero es música.

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