Estrellas en el firmamento culinario
Un jurado compuesto por 651 miembros de distintos países, en su mayoría periodistas gastronómicos especializados, acaba de otorgar el título de mejor restaurante del mundo a El Bulli, del cocinero español Ferran Adrià, el mismo galardón que ya consiguiera en 2006. Le siguen entre los cinco primeros The Fat Duck (Reino Unido), del británico Heston Blumental; Pierre Gagnaire (Francia), de este revolucionario cocinero francés; French Laundry (EE UU), del americano Thomas Keller, así como el restaurante Tetsuya (Australia), del japonés Tetsuya Wakuda. Tal es el balance final del concurso The World's Fifty Best Restaurants, que, con carácter anual, convoca la revista inglesa Restaurant, que en los últimos años ha adquirido gran resonancia en el mundillo gastronómico internacional y cuya entrega de premios pretende aproximarse a la entrega de los Oscar de Hollywood. En el listado de los 50 mejores, que pasa por someter a juicio el trabajo de los profesionales más destacados del sector, figuran varios españoles más: en séptima posición, Mugaritz, del vasco Andoni Luis Aduriz; en décimo lugar, Arzak, de Juan Mari Arzak (San Sebastián), y en undécimo, Celler de Can Roca (Girona), de los hermanos Roca. Más aún, en el puesto 22 aparece Can Fabes (Sant Celoni, Barcelona), del prestigioso Santi Santamaría, y en el 27, el inquieto Martín Berasategui (Lasarte, Guipúzcoa). España ha colocado cuatro restaurantes entre los 12 primeros, más que ningún otro país. No obstante, y a pesar de que la revista pretende dar la mayor fiabilidad a los resultados con un jurado bastante amplio, el cómputo final acusa una exagerada influencia anglosajona con algunas sombras difíciles de justificar. Pocas objeciones cabe hacer a la posición de Francia, que con 12 restaurantes y el estado mayor de sus grandes estrellas en liza -Michel Brass, Alain Ducasse (con dos restaurantes), Michel Troigros, Joel Robuchon y Pascal Barbot- mantiene como país una posición hegemónica. Por supuesto, despierta dudas la posición de EE UU, que con ocho restaurantes, según el criterio de los votantes, pasa por ser la segunda potencia culinaria mundial. Le sigue el Reino Unido, con siete establecimientos, que coloca a este país en una situación privilegiada, lo que agrava en términos comparativos la valoración de Italia y, sobre todo, de España, que tan sólo figuran con seis restaurantes destacados. Y llama la atención la nula presencia de Asia (ningún restaurante de China, de Tailandia ni de Japón), continente donde la cocina es trascendental. Por otro lado destaca el ascenso fulgurante de los países escandinavos, donde existe un núcleo de cocina emergente de gran interés.
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