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Entre la banca ética y los fondos de inversión

¿Debe una ONG recurrir a las sociedades de inversión cuando dispone de fondos sobrantes? Los dirigentes de organizaciones no gubernamentales consultados aseguran tajantemente que no. Pero ellos no pueden responder de las 16.000 ONG que existen en España. Así que este principio, en la práctica, resulta heterodoxo.

Eduard Soler, presidente de la Federación Catalana de ONG de desarrollo, cree que disponer de fondos para invertir "es un mal síntoma". No obstante, comenta que la mayoría de las ONG disponen de capital inmovilizado para afrontar imprevistos. En el caso de su federación -"por si falla la subvención y hay que indemnizar a los empleados"- estos fondos están bajo custodia de Oikocredit, una entidad financiera fundada en 1975 por un "consejo mundial de iglesias" con el objetivo de facilitar créditos a quienes no pueden obtenerlo por la vía habitual. En su declaración de principios se explica: "Creemos en las finanzas éticas porque queremos estar atentos a las consecuencias no económicas de las actividades económicas".

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La banca ética resulta igualmente una buena opción para una ONG del tamaño de Greenpeace, que sin embargo recurre también a la banca tradicional "por una cuestión de infraestructura", según su vicepresidente, Juan López de Uralde, quien añade que Greenpeace sólo mantiene inmovilizado el equivalente a los gastos de tres meses de funcionamiento de la entidad. "El resto del dinero está circulando por donde debe circular. En nuestro caso, en favor del medio ambiente".

Alto riesgo

En ocasiones una investigación judicial descubre a las ONG como titulares de fondos de inversión de alto riesgo. Es lo que ha ocurrido ahora con Intervida o lo que pasó hace cinco años con la financiera Gescartera, entre cuyos clientes estafados figuraban Manos Unidas, la Fundación Emilio Álvarez Gallego, dedicada a la ayuda de sordomudos, o la Fundación Banco de Alimentos, entonces presidida por Ana Botella. Gescartera invertía habitualmente en paraísos fiscales, aunque en ocasiones no lo comunicaba explícitamente a sus clientes. Manos Unidas escribió entonces en su boletín: "Debido a que la inflación merma de año en año el poder adquisitivo, la reserva tiene que materializarse en inversiones financieras".

Una posición muy discutible para el catedrático Carlos Gómez Gil, autor del libro Las ONG en España. De la apariencia a la realidad. "Si una ONG genera recursos no es una ONG. Es otra cosa: es una entidad que mueve dinero utilizando la pobreza, la solidaridad y el dinero público. Moralmente no es admisible".

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