Cascada en el túnel, atasco en la ciudad

Llovía a cántaros fuera, y a mares dentro del túnel. Una cortina de agua a presión, una catarata de seis metros de alto y cuatro de ancho, inundó ayer el carril izquierdo del nuevo túnel de la M-30 de Marqués de Monistrol a Nudo Sur, en sentido A-6, a 200 metros de la salida de San Pol de Mar.

La culpa la tuvo una rotura de unos 10 centímetros en la junta de un colector nuevo de la M-30 y otro antiguo situado entre la glorieta de San Vicente y el paseo de la Florida. El agua llegó al túnel a través de una galería de ventilación, según fuentes del equipo de mantenimiento de los túneles, y salió por uno de los huecos de ventilación.

Los conductores se lo encontraron por la mañana, pero el agua llevaba manando de la brecha del techo desde la una y media de la madrugada. A esa hora, en medio de una lluvia torrencial, el centro de control de Madrid Calle 30 recibía el aviso de una fuga en el túnel, de más de dos kilómetros, que cruza el río. Fue inaugurado el pasado 30 de enero. Costó 237 millones de euros.

Cuatro miembros del equipo de mantenimiento de la empresa se desplazaron hasta allí, pero no pudieron hacer mucho. Avisaron a los otros dos equipos, a la Policía Municipal y a los bomberos del Ayuntamiento, que cortaron los dos carriles izquierdos del túnel. Con escobas y un generador a cuestas para enchufar la bomba de achique, intentaron parar la fuga.

Pero el agua salía cada vez con más fuerza. Cortaron completamente la circulación. "El chorro era muy fuerte y se llevaba por delante todo lo que poníamos para frenarlo", explica uno de los trabajadores. A las cuatro y media de la mañana, al bajar el nivel del colector, dejó de salir agua y el túnel se abrió al tráfico.

No duró la felicidad. A las siete, el agua volvió a chorrear del hueco de ventilación. Se cortaron de nuevo los carriles afectados y la entrada a la M-30 a la altura del Vicente Calderón. Comenzaba el atasco de la mañana. Seguía lloviendo y los coches se detenían: a lo largo de la mañana, hubo más de 130 kilómetros de atascos en toda la región

Hasta las diez de la mañana, la radio no comenzó a avisar. En el túnel, luces de emergencia de los vehículos y circulación lenta. Ésa era la única indicación de que algo no marchaba bien en el flamante subterráneo. A la entrada no había señalización de retención. "Lo he escuchado por la radio, pero es que hasta que no llegas a 20 metros no hay ni conos ni nada", comentaba un conductor a las 11.30. Poco después, el Ayuntamiento anunciaba que la avería era culpa del Canal de Isabel II.

A mediodía remitió la congestión. Pero persistía el ruido ensordecedor del agua golpeando contra el asfalto. Los dos carriles seguían cortados. Al final de la mañana, en la que hubo dos visitas, la del alcalde y la del candidato socialista, Miguel Sebastián, que cambió apresuradamente de agenda, era el Canal el que culpaba a un colector del Ayuntamiento. "No se puede pasar, está prohibido", decía un joven con un peto naranja a los periodistas. "Pero si lo acaban de inaugurar...", se lamentaba un taxista en la plaza de San Pol de Mar. "Esto pasa por querer inaugurar las cosas antes de tiempo. Están ahí las elecciones y hay que darse prisa", se quejaba otro.

A las cinco y media de la tarde aún seguía cortado un carril. Los operarios canalizaban con ladrillos el curso del agua. La única manera posible de hacerlo en uno de los túneles más modernos de Europa.