Lo que queda de España en Mostar
El Ejército español deja la ciudad bosnia por la que han pasado casi 35.000 militares en 15 años
La plaza de España en Mostar será hoy escenario del acto formal de disolución de la Task Force Salamandra, en la que están integrados los 353 efectivos de la Agrupación Táctica Cádiz, junto a militares de Italia, Francia o Alemania. Cuando regresen a Jerez, el 11 de mayo, aún quedarán en la capital de Herzegovina 130 miembros de la Unidad de Repatriación, que durante un mes se encargarán de desmontar Base Europa y facturar casi 500 contenedores, de 20 pies de largo cada uno, que han servido para alojar a los militares españoles.
Iniciada en octubre de 1992, la misión en Bosnia-Herzegovina es la más antigua de las que mantiene el Ejército español en el exterior. Y también la más cara: 1.659 millones de euros hasta diciembre pasado. El tributo de sangre se refleja en los nombres de los 20 militares españoles y del traductor Mirko Mikulcic grabados en una placa en el centro de la plaza de España. En los últimos 15 años han pasado por aquí casi 35.000 militares españoles divididos en 37 agrupaciones, primero bajo bandera de la ONU, luego de la OTAN y finalmente de la UE. Es raro el militar de carrera que no ha estado en Bosnia y algunos lo han hecho media docena de veces.
Un teniente coronel español manda ya el batallón multinacional en Sarajevo
Cuando llegó la primera agrupación, la Málaga, aún no se había apagado los combates entre serbios, de un lado, y bosnios y croatas, de otro; mientras que la segunda, la Canarias, se encontró en medio del fuego cruzado entre bosnios y croatas, hasta entonces aliados, que se cobró miles de víctimas en el barrio musulmán; incluido el puente turco del siglo XVI, ya reconstruido.
Lo que, debido a las trabas burocráticas, todavía no ha sido posible rehabilitar, a pesar de que el Gobierno español ha prometido el dinero, es la propia plaza de España, ubicada en la linea de frente que dividió la ciudad, como una cicatriz de ruinas.
La salida de las tropas españolas de Mostar no significa que se marchen de Bosnia. Desde principios de marzo está en Camp Butmir, cerca de Sarajevo, el teniente coronel Rafael Roldán, jefe del Batallón Multinacional que hoy alcanzará su capacidad operativa plena y al que España aporta una compañía de maniobra y una sección de reconocimiento. Polonia, Turquía y Hungría completan sus efectivos.
La disolución de la Task Force Salamandra, así como de las otras dos basadas en Tuzla y Banja Luka, supone el paso a la nueva estructura de la Eufor, que no sólo es mucho más reducida (2.500 soldados en lugar de los 6.000 actuales), sino que también cambia de función, pues ya no se trata de sustituir a las autoridades bosnias, en una suerte de protectorado internacional, sino de apoyarlas en la recuperación de su propia soberanía.
Además del batallón de Sarajevo, cuyo misión es acudir de inmediato a cualquier lugar de Bosnia donde haya problemas, Eufor contará con una Unidad de Policía Integrada (UPI) y 45 equipos de enlace y observación (LOT), coordinados por cinco centros regionales, que serán "los ojos y los oídos" de la UE para saber lo que pasa en todo el país.
Cuatro equipos de enlace -formados por ochos militares cada uno- de los que dos estarán en Mostar y otros dos en las localidades cercanas de Caplina y Trebinje, serán responsabilidad española, así como el centro de coordinación regional sureste.
En total, España aportará 250 militares -la mitad que ahora-, pero aún así será el país con más tropas sobre el terreno de los 57 que participan en la Operación Althea. A nivel interno, el protagonismo de la misión ya no corresponderá al Ejército de Tierra, sino a la Infantería de Marina, que aporta el grueso de las tropas y uno de cuyos generales se convertirá en julio en el jefe del Estado Mayor de Eufor.
"Se le detiene como criminal de guerra"
La libertad de la que aún gozan Radovan Karadzic y Ratko Mladic, los mayores carniceros de la guerra de Bosnia, es quizá el mayor fracaso de la comunidad internacional. Los mandos españoles alegan que la captura de criminales de guerra no era cometido de las fuerzas de la UE, sino de la OTAN, y que los más buscados no se escondían en su zona. No obstante, los soldados españoles llevaban una ficha con instrucciones sobre cómo tratarlos y lo que debían decirles -escrito en español, croata, bosnio (textos idénticos) y serbio (con caracteres cirílicos)- si los encontraban. En el reverso de la ficha puede leerse: "El personal detenido debe ser desarmado. Debe realizarse un inventario de lo confiscado. [...] No intente preguntar o interrogar al sujeto. Bajo ningún concepto se le vendarán los ojos o se le amordazará. [...] Se entregará al detenido a la Policía Militar tan pronto como sea posible".
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