Rajoy pregunta a Zapatero por la educación pero su grupo endurece la crítica sobre ETA

Fue un espejismo. Durante unos minutos parecía que el PP iba a cambiar de tercio en las sesiones de control al Gobierno para sustituir la política antiterrorista por otras materias. Lo hizo el presidente del PP, Mariano Rajoy, quien mostró al presidente del Gobierno su preocupación por lo que deparará el nuevo bachillerato. Pero fue sólo un momento. Tras el líder, otros portavoces del PP concatenaron acusaciones graves contra la vicepresidenta y el ministro del Interior sobre la lucha antiterrorista. Todas ellas con un hilo conductor: el Gobierno, dijeron, "ha abandonado la lucha contra ETA".

El hecho de que Rajoy decidiera preguntar al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por la reforma del bachillerato dio lugar en los pasillos del Congreso a toda suerte de cábalas sobre un posible giro en la estrategia del PP. Pero, después de la intervención del presidente de los populares, esa hipótesis quedó en nada. Es más, la sesión fue incluso más dura que otros días. Era una cadena, un diputado tras otro (sobre todo mujeres) y con una dureza en aumento. Era una especie de doble juego: Rajoy se interesa por asuntos sociales y deja a su grupo la tarea de no soltar la presa de la política antiterrorista.

El líder del PP recordó al presidente que los datos sobre la educación española "no son satisfactorios". Mencionó el fracaso escolar y los parámetros europeos que dejan a España en un lugar poco halagüeño respecto a los conocimientos de sus escolares, pero Zapatero le respondió que esos datos corresponden a los años en los que gobernó el PP. Rajoy, que fue vicepresidente y ministro de Educación, llegó lejos en sus negros augurios: "Estamos hablando de niños y padres y usted está poniendo en serio peligro el futuro del conocimiento en España", dijo. Zapatero se limitó a defender su política educativa.

"Escandaloso trato de favor"

Ahí acabó la tregua relativa. El número dos del PP, Ángel Acebes, dirigiéndose a la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, acusó al Gobierno de otorgar "un escandaloso trato de favor a un sanguinario asesino", en referencia a Iñaki de Juana Chaos. "¿Va a impedir el Gobierno que ETA-ANV se presente a las elecciones? ¿ Volverá De Juana Chaos a la cárcel?". Fernández de la Vega acusó a Acebes de "mentir" y afirmó, según la tesis repetida del Ejecutivo, que "se cumple la ley" en todos esos asuntos.

Eduardo Zaplana, portavoz del PP, recogió el testigo. Preguntó si el Gobierno va a permitir que el lehendakari Juan José Ibarretxe convoque un referéndum en el País Vasco. Y de nuevo la vicepresidenta invocó la ley como respuesta. Con ella en la mano, Ibarretxe no puede convocar referéndum alguno.

Lo más duro estaba por llegar, ya cuando los líderes habían abandonado el hemiciclo. El debate "áspero", como lo definió el presidente del Congreso, Manuel Marín, se concentró en las intervenciones de tres parlamentarias del PP contra el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Para María Eugenia Martín Mendizábal, el Gobierno "ha optado por que los terroristas estén en la calle y los concejales con escolta". "¿Cómo puede decir ese disparate, si son miembros de mi partido, también del suyo, y otras personas los que están amenazados?". respondió Rubalcaba. Le siguió la diputada Macarena Montesinos. "Usted ha abandonado la lucha contra el terrorismo y no lo vamos a consentir".

Y por último, la diputada Ana Belén Vázquez: "Batasuna y ETA, amparados por usted y por el señor Zapatero, se siguen preparando para matar, chantajear, amenazar e imponer el terror, con toda su complacencia". Rubalcaba exclamó: "¡Es tan disparatado lo que usted dice, es tan extremista, es tan radical, es tan miserable...!". Vázquez pidió la palabra. No quería matizar nada de lo dicho, sino exigir que se retirara el término "miserable" del diario de sesiones. Marín le pidió que lo solicite por escrito, y tuvo que llamarla al orden dos veces. Todo, efectivamente, quedó escrito en el diario de sesiones. Para siempre.