Ségolène salva a los socialistas
La candidata lleva de nuevo a su partido a la ronda definitiva de las elecciones presidenciales
La sede del Partido Socialista francés en París era anoche una fiesta. Aunque los resultados le daban un segundo puesto tras el conservador Nicolas Sarkozy, el de Ségolène Royal fue recibido con una mezcla de alivio y alegría después de lo ocurrido en 2002, cuando Lionel Jospin fue desbancado por Jean-Marie Le Pen.
Tras el desastre del 21 de abril de 2002, que hundió moral y políticamente al Partido Socialista, estar en la segunda vuelta es un éxito personal para una candidata que ha tenido que remar en solitario, muchas veces en contra de su propio partido.
"Seré una presidenta garante de un Estado imparcial, porque soy una mujer libre como sois un pueblo libre", exclamó Royal en su primer discurso tras conocerse los resultados, que pronunció en Melle, localidad de 4.000 habitantes donde tiene su domicilio y su despacho de diputada por Deux-Sevres, en Poitou-Charentes. "Me habéis dado la responsabilidad del cambio para que Francia sueñe, para que Francia recupere su optimismo", dijo en un discurso que pronunció serena, con una sonrisa y sin dejarse llevar por la emoción.
"Seré una presidenta garante de un Estado imparcial", prometió anoche Royal
La candidata reconoció que se abre "una nueva campaña" e hizo un llamamiento "para refundar la República". "Es urgente abandonar un sistema que ya no funciona", manifestó la presidenta de la región de Poitou-Charentes, de 53 años, que tiene cuatro hijos con François Hollande, primer secretario del Partido Socialista.
Royal ha logrado movilizar al electorado de izquierdas con una campaña personalista, basada a menudo en el contacto directo con los ciudadanos, aunque también a veces en propuestas improvisadas al hilo de la actualidad. Seguramente, tras su pase a la segunda vuelta, los elefantes, veteranos dirigentes del partido, comenzarán a tomarse en serio a la primera mujer que tiene posibilidades de convertirse en presidenta de Francia.
"La primera vez que voté fue en la segunda vuelta de las presidenciales de 2002 y tuve que hacerlo por Chirac, lo que no fue nada fácil", señala Baptiste Pericriaux, de 23 años, miembro del equipo de campaña del PS, para explicar la movilización de muchos jóvenes y el aumento de la participación. "Mañana tenemos que levantarnos pronto porque es cuando comienza la verdadera elección del presidente", agrega.
La distancia entre Sarkozy y Royal no será fácil de superar en la segunda vuelta, dentro de dos semanas, aunque fuentes del PS aseguraban anoche que la candidata cuenta con puntos a su favor: el bajo resultado de la ultraderecha quiere decir que el conservador ha arañado ya muchos votos a Le Pen y el alto resultado de Bayrou puede convertirse en un importante caladero de votos para Royal.
Poco después de conocerse las primeras estimaciones, la candidata del Partido Comunista, Marie-George Buffet, pidió el voto para Royal, al igual que otros cuatro candidatos de extrema izquierda, porque, dijo, "el objetivo es derrotar a Sarkozy". Hollande hizo un llamamiento para que se produzca "una unión muy amplia en torno al proyecto de Ségolène Royal".
"El alivio es enorme", señala Rémont, de 45 años, que desde la seis de la tarde, cuando se filtraron los primeros sondeos, se encontraba, entre banderas y vítores, ante la sede parisina del PS, a pocos metros del Museo D'Orsay.
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