Israel renegocia con EE UU la ayuda militar de 1.800 millones anuales
El Pentágono promete mantener "la superioridad" del Estado hebreo
Aunque difieren en cómo abordar algunos de los conflictos que sacuden Oriente Próximo y sostienen disputas por los contratos de material militar, la primera visita de un secretario de Defensa de Estados Unidos en ocho años a Israel sirvió a Robert Gates para garantizar al Estado judío que mantendrá "la superioridad militar" sobre sus vecinos árabes. El compromiso convierte en imprescindible renegociar la ayuda militar -unos 1.800 millones de euros- que Washington aporta cada año, y que la tecnología que EE UU ofrece a sus aliados árabes no se equipare a la que recibe Israel.
Olmert se opone a que Washington venda a los árabes misiles guiados por satélite
El Estado hebreo dedica aproximadamente el 9% de su producto interior bruto a Defensa, según las estimaciones más modestas. Unos costes que difícilmente podría soportar sin la constante y cuantiosa ayuda financiera estadounidense. Este año 2007 es el último del convenio bilateral que otorga a Israel unos fondos de 2.400 millones de dólares (1.800 millones de euros) anuales. Altos funcionarios israelíes que han viajado a Washington recientemente aseguran que su pretensión es, cuando menos, mantener el nivel de los fondos. Nadie duda de que se llegará a un acuerdo que dejará satisfecho al Gobierno hebreo.
Además, Israel desea incorporarse de nuevo al proyecto del cazabombardero estadounidense F-35. Pero Miri Eisin, portavoz del primer ministro, Ehud Olmert, se limitó a apuntar: "Se ha hablado de asuntos regionales y de reforzar la cooperación en materia de defensa con EE UU".
En las negociaciones se cruzan otros intereses que afectan a ambos países. En 2005, las empresas armamentistas israelíes vendieron material a China sin atender al rechazo tajante de Washington, que marginó a Israel de la fabricación del F-35. Ha costado trabajo restañar la herida. Ahora son las armas que Washington pretende suministrar a Arabia Saudí y otros emiratos del golfo Pérsico lo que levanta ampollas en Israel. Son entre 4.000 y 7.000 millones de euros en equipos militares avanzados. Israel, que siempre se revuelve contra todo lo que pueda erosionar su enorme superioridad en el campo de batalla frente a sus vecinos árabes, se ha opuesto porque en el pedido se incluyen sistemas de misiles guiados por satélite.
Por supuesto, nada trascendió sobre la decisión final del titular de Defensa estadounidense, que se limitó a señalar que Washington "seguirá ayudando a Israel a preservar su ventaja cualitativa militar". Aunque Gates agregó, como si no estuviera dispuesto a que alguien más llenara un vacío: "Estoy convencido de que los rusos estarían encantados de vender armas en la región".
La tremenda convulsión que padece Oriente Próximo ha provocado otras divergencias entre los dos aliados estratégicos. Tras reunirse con su homólogo Amir Peretz; con la jefa de la diplomacia hebrea, Tzipi Livni, y el primer ministro, Ehud Olmert, Gates dejó muy claros algunos puntos. De momento, parece que hay margen de tiempo para que las sanciones económicas surtan efecto y el régimen de Teherán se pliegue a las exigencias de Naciones Unidas para que detenga su programa de enriquecimiento de uranio. "Es adecuado tratar la cuestión nuclear iraní a través de la diplomacia, que parece que está funcionando", declaró el secretario norteamericano. Altos funcionarios del Ministerio de Exteriores hebreo siempre han mostrado su rechazo a la supuesta suavidad de las sanciones a Irán. La propia Livni comentó ayer: "Cualquier duda se interpreta como síntoma de debilidad".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.